La Niña del Ojo de Dios

“¿Cuál es tu opinión sobre el Cristo? ¿De quién es hijo?” -Mateo 22: 42

Cuando se te hace esta pregunta, tu respuesta debe ser, “Cristo es mi Imaginación”, y aunque

“Ahora no vemos aun todas las cosas sujetas a él” – Hebreos 2: 8

Sin embargo, sé que yo soy María de quien tarde o temprano él nacerá, y eventualmente, “Todo lo puedo en Cristo”.  

El nacimiento de Cristo es el despertar del hombre interno o segundo hombre. Es hacerse consciente de la actividad mental dentro de uno mismo, actividad que continua ya sea que seamos conscientes de ella o no. 

El nacimiento de Cristo no trae a ninguna persona desde la distancia, ni hace nada que no haya estado allí antes. Es la revelación del Hijo de Dios en el hombre. El Señor “viene en las nubes” es la descripción del profeta de los pulsantes anillos de luz dorada liquida en la cabeza de aquel que despierta. La venida es desde adentro y no desde afuera, como Cristo en nosotros.

Este gran misterio, “Dios fue manifestado en la carne” comienza con el Adviento y es apropiada la limpieza del Templo – “El templo son ustedes” – 1 Corintios 3: 17 –

se mantenga en la vanguardia de los misterios cristianos.

“El Reino de los Cielos está dentro de ustedes”. – Lucas 17: 21

El adviento es la revelación del misterio de tu ser. Si practicas el arte de la revisión, llevando una vida de acuerdo con el uso sabio e imaginativo de tu habla interna y tus acciones internas, confiando que con el uso consciente de “el poder que trabaja en nosotros” Cristo despertará en ti; si lo crees, si confías, si actúas en el, Cristo despertará en ti. Esto es el Adviento.

“Grande es el misterio, Dios fue manifestado en la carne”. – 1 Timoteo 3: 16

Desde el Adviento,

“Aquel que toca a mi pueblo, toca a la niña de mi ojo”. – Zacarías 2: 8

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