Técnica para cambiar el futuro

Permíteme ahora definir la técnica tal y como quiero que la emplees. Confío en que cada uno de ustedes viene aquí esta noche con una imagen clara de su deseo. No digas que es imposible. ¿Lo quieres? No tienes que utilizar tu código moral para realizarlo. Esto está totalmente fuera del alcance de tu código.

La conciencia es la única realidad. Por lo tanto, debemos formar el objeto de nuestro deseo a partir de nuestra propia conciencia.

La gente tiene la costumbre de menospreciar la importancia de las cosas simples, y la sugerencia de crear un estado próximo al sueño para ayudarte a asumir lo que la razón y tus sentidos niegan, es una de las cosas simples que podrías menospreciar. Sin embargo, esta sencilla fórmula para cambiar el futuro, que fue descubierta por los maestros antiguos y que nos fue dada en la Biblia, puede ser probada por todos.

El primer paso para cambiar el futuro es: el Deseo, es decir, definir tu objetivo, saber definidamente lo que quieres.

Segundo paso: Construye un evento que creas que encontrarías siguiendo al cumplimiento de tu deseo —un acontecimiento que implique el cumplimiento de tu deseo— algo que tendrá la acción del ser predominante.

Tercer paso: inmoviliza el cuerpo físico e induce un estado próximo al sueño. Luego, mentalmente siéntete en la acción propuesta, imaginando todo el tiempo que efectivamente estás realizando la acción aquí y ahora. Debes participar en la acción imaginaria, no simplemente estar detrás y mirar, sino sentir que realmente estás realizando la acción, para que la sensación imaginaria sea real para ti.

Es importante recordar siempre que la acción propuesta debe ser una que siga al cumplimiento de tu deseo, una que implique cumplimiento. Por ejemplo, supongamos que deseas una promoción en la oficina. Entonces, ser felicitado sería un evento que encontrarías siguiendo al cumplimiento de tu deseo.

Habiendo seleccionado esta acción como la que experimentarás en la imaginación para implicar el ascenso en el cargo, inmoviliza tu cuerpo físico e induce un estado bordeando el sueño, un estado somnoliento, pero en el que todavía eres capaz de controlar la dirección de tus pensamientos, un estado en el que estás atento sin esfuerzo. A continuación, visualiza a un amigo de pie delante de ti. Pon tu mano imaginaria en la suya. Siéntela sólida y real, y lleva a cabo una conversación imaginaria con él en armonía con el sentimiento de haber sido promovido.

No te visualices a distancia en un punto en el espacio y a distancia en un punto en el tiempo siendo felicitado por tu buena fortuna. En lugar de eso, haz que ese otro lugar sea aquí, y que el futuro sea el ahora. La diferencia entre sentirte a ti mismo en acción, aquí y ahora, y visualizarte en acción, como si estuvieras delante de una pantalla de imágenes en movimiento, es la diferencia entre el éxito y el fracaso.

La diferencia se apreciará si ahora te visualizas subiendo una escalera. Entonces, con los párpados cerrados, imagina que una escalera está justo en frente de ti y siente que realmente estás subiéndola.

La experiencia me ha enseñado a restringir la acción imaginaria que implica el cumplimiento del deseo, condensar la idea en un solo acto y representarlo una y otra vez hasta que tenga la sensación de realidad. De lo contrario, tu atención se desviará por una vía asociativa y se presentarán a tu atención una multitud de imágenes asociadas que, en pocos segundos, te llevarán a cientos de kilómetros de tu objetivo en el espacio y a años de distancia en el tiempo.

Si decides subir un particular tramo de escalones, porque ese es el acontecimiento que probablemente seguirá al cumplimiento de tu deseo, entonces debes limitar la acción a subir ese tramo de escalones en particular. Si tu atención vaga, tráela de vuelta a su tarea de subir ese tramo de escalones y sigue haciéndolo hasta que la acción imaginaria tenga toda la solidez y nitidez de la realidad.

La idea debe mantenerse en la mente sin ningún esfuerzo consciente de tu parte. Debes, con el mínimo esfuerzo, impregnar la mente con el sentimiento del deseo cumplido.

La somnolencia facilita el cambio porque favorece la atención sin esfuerzo, pero no debe ser llevada al estado de sueño en el que ya no eres capaz de controlar los movimientos de tu atención; sino un grado moderado de somnolencia en el que todavía eres capaz de dirigir tus pensamientos.

Una forma muy efectiva de encarnar un deseo es asumir el sentimiento del deseo cumplido y luego, en un estado relajado y somnoliento, repetir una y otra vez, como una canción de cuna, cualquier frase corta que implique el cumplimiento de tu deseo, como, por ejemplo, “Gracias, gracias, gracias” como si te dirigieras a un poder superior por haberte dado lo que deseabas.

No necesitas hacer nada para hacer que pase, excepto aplicar esta técnica de oración.

Con los ojos cerrados y el cuerpo físico inmovilizado induce un estado similar al sueño y entra en la acción como si fueras un actor que interpreta el papel. Experimenta en la imaginación lo que experimentarías en la carne si estuvieras ahora en posesión de tu objetivo. Haz que otro lugar sea el aquí, y que el después sea el ahora. Y el «tú» más grande, utilizando un enfoque más amplio utilizará todos los medios que tiendan hacia la producción de lo que has asumido.

Eres liberado de toda responsabilidad para hacer que sea así, porque cuando imaginas y sientes que es así, tu «yo» dimensionalmente más grande determina los medios. No pienses ni por un momento que alguien va a ser perjudicado para hacer que suceda, o que alguien va a ser engañado. Eso no es asunto tuyo. Tengo que hacer hincapié en esto. Demasiados de nosotros, educados en diferentes ámbitos de la vida, estamos tan preocupados por el otro. Tú preguntas: “¿Si consigo lo que quiero no implicará un perjuicio para otro?” Hay formas que no conoces, así que no te preocupes. 

Cierra tus ojos ahora, porque vamos a estar en un largo silencio. Pronto te perderás tanto en la contemplación, sintiendo que eres lo que quieres ser, que serás totalmente inconsciente del hecho de que estás en esta habitación con otros.

Recibirás un impacto cuando abras los ojos y descubras que estamos aquí. Recibirás un impacto cuando abras los ojos y descubras que en realidad no eres aquello que, un momento antes, sentías que eras o sentías que tenías. Ahora vamos a entrar en la profundidad.


Extracto del libro “5 Lecciones para Manifestar tus deseos”



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