La Oración

Así como el sueño, la oración es otra entrada al subconsciente. “Cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará abiertamente” (Mateo 6:6)

La oración es una apariencia de sueño, lo cual disminuye la impresión del mundo externo y pone a la mente más receptiva a la sugestión desde el interior. La mente en oración está en un estado de relajación y receptividad similar al sentimiento logrado justo antes de dormir.

La oración no es tanto lo que pides, sino como te preparas para recibirlo. “Todas las cosas por las que oren y pidan, crean que ya las han recibido, y les serán concebidas” (Marco 11:24).

La única condición requerida es que creas que tus oraciones ya fueron atendidas. Tu oración debe ser respondida, si asumes el sentimiento que sería tuyo si ya estuvieras en posesión de tu objetivo. Cuando aceptas el deseo como un hecho ya realizado, entonces el subconsciente encuentra los medios para su realización. Por lo tanto, para orar exitosamente debes dar paso al deseo, eso es, sentir el deseo realizado.

El individuo perfectamente disciplinado está siempre sintonizado con el deseo como un hecho cumplido. Él sabe que la conciencia es la única realidad, que las ideas y sentimientos son hechos de la conciencia y son tan reales como los objetos en el espacio; por lo tanto, él nunca abriga un sentimiento que no contribuye a su felicidad porque los sentimientos son las causas de las acciones y circunstancias de su vida. Por otro lado, el que es indisciplinado encuentra difícil creer aquello que es negado por los sentidos y usualmente acepta o rechaza solamente basado en las apariencias de los sentidos.

Por esta tendencia a confiar en la evidencia de los sentidos, es necesario dejarlos fuera antes de comenzar a orar, antes de intentar sentir aquello que niegan. Cuando estés en el estado mental “Me gustaría, pero no puedo”, mientras más intentes menos conseguirás dar paso al deseo. Nunca atraes aquello que quieres, siempre atraes aquello que eres consciente de ser.

La oración es el arte de asumir el sentimiento de ser y tener aquello que deseas. Cuando los sentidos confirman la ausencia de tu deseo, todos los esfuerzos conscientes por contrarrestar esta sugestión son inútiles y tienden a intensificar la sugestión.

La oración es el arte de dar paso al deseo y no de forzar el deseo. Cuando tu sentimiento está en conflicto con tu deseo, el sentimiento será el que ganará. El sentimiento dominante invariablemente se expresa a sí mismo. La oración debe ser sin esfuerzo. Al intentar arreglar una actitud mental que es negada por los sentidos, el esfuerzo es fatal.  

Para dar paso exitosamente al deseo como un hecho cumplido, debes crear un estado pasivo, una especie de ensueño o reflexión meditativa, similar al sentimiento que precede al sueño. En tal estado relajado la mente se aleja del mundo objetivo y fácilmente siente la realidad del estado subjetivo. Es un estado en el cual eres consciente y bastante capaz de moverte o abrir tus ojos, pero no tienes deseo de hacerlo.

Una manera sencilla de crear este estado pasivo es relajarte en una silla confortable o en una cama. Si es en una cama, acuéstate de espalda con la cabeza al mismo nivel que tu cuerpo, cierra los ojos e imagina que estás somnoliento. Siente – “Estoy somnoliento, muy somnoliento, muy pero muy somnoliento”. En breve, tendrás un sentimiento de lejanía acompañado por una laxitud general, perdiendo todo deseo de moverte. Sientes un descanso placentero, cómodo y no deseas alterar tu posición, aunque bajo otras circunstancias no estarías cómodo. Cuando este estado pasivo es alcanzado, imagina que has realizado tu deseo, no cómo fue realizado, sino simplemente el deseo realizado.

Imagina en forma de imágenes lo que deseas lograr en la vida; entonces siéntete como que ya lo hubieses logrado. Los pensamientos producen pequeños movimientos del habla los cuales, en el estado pasivo de oración, pueden ser oídos como pronunciamientos desde afuera. Sin embargo, este grado de pasividad no es esencial para la realización de tus oraciones. Todo lo que es necesario es crear un estado pasivo y sentir el deseo cumplido. 

Todo lo que posiblemente puedes necesitar o desear ya es tuyo. No necesitas ayudante para dártelo; es tuyo ahora. Llama a tus deseos a ser, imaginando y sintiéndolos como cumplidos. Como el final es aceptado, te vuelves totalmente indiferente respecto al posible fallo, porque la aceptación del final te dará los medios para ese final.

Cuando emerges del momento de oración es como si te mostraran el final feliz y exitoso de una obra, aunque no te mostraran cómo se logró el final. Sin embargo, habiendo presenciado el final, independiente de cualquier secuencia anti clímax, permaneces tranquilo y seguro en el conocimiento de que el final ha sido perfectamente definido.

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