El Sueño

El Sueño, la vida que ocupa un tercio de nuestra estancia en la tierra, es la puerta natural al subconsciente. Entonces, ahora nos ocuparemos del sueño.

Los dos tercios conscientes de nuestra vida en la tierra son medibles por el grado de atención que le damos al sueño. Nuestro entendimiento y deleite en lo que el sueño tiene para otorgar hará que, noche tras noche, nos pongamos en camino a él como si estuviéramos manteniendo una cita con un amante.

“En un sueño, en una visión nocturna, cuando un sueño profundo cae sobre los hombres, mientras dormitan en sus lechos, entonces él abre el oído de los hombres y sella su instrucción” (Job 33:15-16).

Es en el sueño y en la oración – un estado parecido al sueño – que el individuo accede al subconsciente para hacer sus impresiones y recibir sus instrucciones.   

En estos estados el consciente y el subconsciente se unen creativamente. El hombre y la mujer se convierten en una sola carne. El sueño es el momento en el cual el hombre – o mente consciente – se vuelve desde el mundo de los sentidos para ver a su amante o subconsciente. A diferencia de la mujer del mundo, que se casa con su marido para cambiarlo, el subconsciente no tiene ningún deseo de cambiar el consciente – el estado de vigilia, lo ama tal como es y reproduce fielmente su parecido en el mundo externo de la forma.   

Las condiciones y los acontecimientos de tu vida son tus hijos formados a partir de los moldes de las impresiones subconscientes en el sueño. Están hechas a imagen y semejanza del sentimiento más íntimo que puedes mostrarte a ti mismo.

 “Como es en el cielo, así también en la Tierra” (Mateo 6:10; Lucas 11:2) Como es en el subconsciente, así también en la tierra. Lo que tienes en la conciencia cuando vas a dormir es la medida de tu expresión en los estados de vigilia, dos tercios de tu vida en la tierra. 

Nada te impide realizar tu objetivo, excepto tu fracaso en sentir que ya eres lo que quieres ser, o que ya estás en posesión de la cosa deseada. Tu subconsciente le da forma a tu deseo solo cuando sientes tu deseo ya cumplido. 

La inconsciencia del sueño es el estado normal del subconsciente. Debido a que todas las cosas provienen desde tu interior y la concepción que tienes de ti mismo determina lo que viene, debieras sentir siempre el deseo cumplido antes de quedarte dormido.

Nunca atraes desde las profundidades de ti mismo lo que quieres, siempre atraes lo que eres; y eres lo que sientes que eres, así también, lo que sientes como verdadero de los demás.

Entonces, para ser manifestado el deseo, debe ser resuelto en el sentimiento de ser, o tener, o presenciar el estado buscado. Esto se logra asumiendo el sentimiento del deseo cumplido. El sentimiento que se produce en respuesta a la pregunta “¿Cómo me sentiría si se realizara mi deseo?” ese es el sentimiento que debes monopolizar e inmovilizar tu atención mientras te relajas en el sueño. Antes de quedarte dormido debes estar en la conciencia de ser o tener lo que quieres ser o tener.

Una vez dormido, ya no hay libertad de elección. Todo el sueño está dominado por el último concepto de vigilia del ser. Por lo tanto, de ello se desprende que siempre debes asumir la sensación de logro y satisfacción antes de dormir.

“Lleguemos ante su presencia con acción de gracias” (Salmos 95:2); “Entren por sus puertas con acción de gracias; vayan a sus atrios con alabanza” (Salmo 100:4).

Tu estado de ánimo antes de dormir define tu estado de conciencia al entrar en la presencia de tu amante eterno, el subconsciente. Él te ve exactamente cómo sientes que eres. Si mientras te preparas para el sueño asumes y mantienes la conciencia de éxito, sintiendo “Yo soy exitoso”, entonces debes tener éxito. Acuéstate de espalda con la cabeza al mismo nivel de tu cuerpo. Siente como si ya estuvieras en posesión de tu deseo y tranquilamente relájate en la inconsciencia. “El que guarda a Israel no se adormecerá ni dormirá” (Salmo 121:4); “Él da a su amado aun mientras duerme” (Salmo 127:2).

El subconsciente nunca duerme. El sueño es la puerta por la que el consciente, la mente despierta, pasa a ser creativamente unida al subconsciente.  El sueño oculta el acto creativo, mientras que el mundo objetivo lo revela. En el sueño, el individuo impresiona el subconsciente con su concepción de sí mismo.  Qué hermosa descripción de este romance del consciente y el subconsciente es la que se dijo en el “Cantar de Salomón”:

“Por las noches, en mi lecho, busco al que amo con toda el alma… encontré al que amo con toda el alma; lo abrazo y no lo suelto hasta llevarlo a la casa de mi madre, hasta la alcoba de la que me concibió”

Preparándote para dormir, siéntete a ti mismo en el estado del deseo realizado y luego relájate en la inconsciencia. Tu deseo realizado es el que buscas. Por la noche, en tu cama, busca el sentimiento del deseo cumplido que llevarás contigo a la alcoba de la que te concibió, en el sueño o en el subconsciente que le dio forma, este deseo también será expresado.  Esta es la manera de descubrir y llevar a cabo tus deseos en el subconsciente. Siéntete en el estado de tu deseo realizado y tranquilamente quédate dormido.   

Noche tras noche debieras asumir el sentimiento de ser, tener y presenciar aquello que buscas ser, tener y ver manifestado.  Nunca te vayas a dormir con un sentimiento de desaliento o insatisfacción. Nunca te duermas en la conciencia del fracaso. Tu subconsciente, cuyo estado natural es el sueño, te ve como tú crees que eres, y ya sea bueno, malo o indiferente, el subconsciente fielmente encarnará tu creencia. Como te sientes así será la impresión que harás y ella, la amante perfecta, dará forma a estas impresiones y creará las imágenes como los hijos de su amado.  “Toda tú eres hermosa, amada mía, y no hay defecto en ti” (Canción de Salomón 4:7)

Es la actitud mental que se debe adoptar antes de dormir. Descarta las apariencias y siente que las cosas son como deseas que sean porque “Él llama las cosas que no son como si fueran” (Romanos 4:17)

Asumir el sentimiento de satisfacción es llamar a las condiciones a que sean y que reflejarán satisfacción.  “Las señales siguen, no preceden.” La prueba de lo que eres seguirá a la conciencia de lo que eres; no lo precederá. Eres un soñador eterno, soñando sueños no eternos. Tus sueños toman forma cuando asumes el sentimiento de su realidad. No te limites al pasado. Sabiendo que nada es imposible para la conciencia, comienza a imaginar estados más allá de las experiencias del pasado.

Lo que sea que la mente pueda imaginar, el individuo puede realizar. Todos los estados objetivos (visibles) fueron primero estados subjetivos (invisibles) y los hiciste visibles al asumir el sentimiento de su realidad. El proceso creativo consiste en imaginar y luego creer en el estado imaginado. Siempre imagina y espera lo mejor. 

El mundo no puede cambiar a menos que cambies tu concepto de él. “Como es adentro, así es afuera”. Las naciones y también las personas, solo son lo que tú crees que ellos son. No importa cuál sea el problema, no importa dónde está, no importa a quienes involucra, tú no tienes a nadie a quien cambiar excepto a ti mismo, y no tienes ni oponente ni ayudante para traer el cambio dentro de ti mismo.  No tienes nada que hacer excepto convencerte a ti mismo de la realidad del estado deseado, los resultados seguirán para confirmar el cambio de creencia. Tan pronto tengas éxito en convencerte a ti mismo de la realidad del estado deseado, los resultados seguirán para confirmar el cambio de tu creencia. Nunca le sugieras a otro el estado que desearías verlo expresar, en cambio, convéncete a ti mismo que ya es aquello que deseas que él sea. 

La realización de tu deseo es lograda al asumir el sentimiento del deseo cumplido. No puedes fallar a menos que falles en convencerte de la realidad de tu deseo. Un cambio de creencia es confirmado por un cambio de expresión.

Cada noche, cuando caigas en el sueño, siéntete satisfecho y sin defecto, tu amante subjetiva siempre crea el mundo objetivo a imagen y semejanza de tu concepto de él – el concepto definido por tus sentimientos.

Las dos terceras partes de vigilia de tu vida en la tierra corroboran o dan testimonio de tus impresiones subconscientes. Las acciones y los eventos del día son los efectos; no son causas.

El libre albedrío es solo la libertad de elección. “Escoge hoy a quién vas a servir” (Josué 24:15). Es tu libertad de elegir el estado de ánimo que asumirás; pero la expresión del estado de ánimo es el secreto del subconsciente. El subconsciente recibe impresiones solo a través de los sentimientos, y de un modo conocido solo por sí mismo, da forma y expresión a estas impresiones. Las acciones del individuo están determinadas por sus impresiones subconscientes. Su ilusión del libre albedrío, su creencia en la libertad de acción, no es más que la ignorancia de las causas que le hacen actuar. Él se cree libre porque se ha olvidado del vínculo entre él y el evento.

Aquel que ha despertado está bajo la obligación de expresar sus impresiones subconscientes. Si en el pasado él irreflexivamente hizo impresiones en sí mismo, entonces déjenle comenzar a cambiar sus pensamientos y sentimientos, porque solo cuando lo haga cambiará su mundo.

No pierdas ni un momento en arrepentimientos, pensar con sentimiento en los errores del pasado es volver a infectarse. “Deja que los muertos entierren a los muertos” (Mateo 8:22; Lucas 9:60).

Voltea de las apariencias y asume el sentimiento que sería tuyo si fueras lo que deseas ser. Sentir un estado produce ese estado. La parte que juegas en el escenario del mundo está determinada por tu concepto de ti mismo. Al sentir tu deseo cumplido y en silencio relajarte en el sueño, te pones en el rol de estrella protagónica para ser interpretado mañana en la tierra, y mientras duermes estás ensayando y eres instruido en tu papel.

La aceptación del final automáticamente crea los medios para su realización. No te equivoques sobre esto. Si mientras te preparas para dormir, conscientemente no te sientes a ti mismo en el estado del deseo cumplido, entonces vas a llevar contigo a la alcoba de la que te concibió la suma total de las reacciones y sentimientos del día; y durante el sueño se te indicará la manera en que se expresará mañana. Te levantarás creyendo que eres un agente libre, sin darte cuenta de que cada acción y evento del día está predeterminado por el concepto de ti mismo cuando te quedaste dormido.  Por lo tanto, tu única libertad es tu libertad de reacción. Eres libre de elegir cómo te sientes y cómo reaccionas ante el drama del día, pero el drama – las acciones, eventos y circunstancias del día – ya se han determinado.

A menos que conscientemente y deliberadamente definas la actitud mental con la que te vas a dormir, inconscientemente vas a dormir en la actitud de la mente compuesta por todos los sentimientos y reacciones del día. Cada reacción deja una impresión subconsciente y, a menos que sea contrarrestada por un sentimiento opuesto y más dominante, es la causa de la acción futura. 

Las ideas envueltas en sentimientos son acciones creativas. Utiliza tu derecho divino sabiamente. A través de tu capacidad de pensar y sentir, tienes dominio sobre toda la creación.  Mientras estás despierto eres un jardinero seleccionando semillas para tu jardín, pero “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da abundante fruto” (Juan 12:24).

El concepto que tienes de ti mismo cuando concilias el sueño es la semilla que cae en el suelo del subconsciente. Caer dormido sintiéndose satisfecho y feliz atraerá condiciones y eventos que aparecerán en tu mundo y que confirmarán estas actitudes de la mente.   El sueño es la puerta al cielo. Lo que tomas como sentimiento lo llevarás a cabo como condición, acción o un objeto en el espacio. Así que, duerme en el sentimiento del deseo cumplido.

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