La Anunciación

El uso de la voz de un amigo para impregnarse a uno mismo con el estado deseado, es hermosamente contado en la historia de la Inmaculada Concepción.

Fue escrito que Dios envió a un ángel a María para anunciar el nacimiento de su hijo. “Y el ángel le dijo a ella… Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo… Entonces María preguntó al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Y el ángel le respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios… Pues para Dios nada es imposible.” [Lucas 1: 30-37].

Esta es la historia que ha sido contada por siglos por todo el mundo, pero al hombre no se le dijo que fue escrita respecto a él mismo, por lo tanto, ha fracasado en recibir el beneficio que intentaba darle.  

La historia revela el método por el cual la idea o la Palabra fue hecha carne. Se nos dijo que Dios germinó o engendró una idea, un hijo, sin la ayuda de otro. Luego él puso su idea germinal en el vientre de María con la ayuda de un ángel, quien hizo la anunciación y la impregnó con la idea. No hay ningún método más simple que haya sido escrito de la conciencia impregnándose a sí misma, que el que encontramos en la historia de la Inmaculada Concepción.

Los cuatro personajes en este drama de la creación son, el Padre, el Hijo, María y el Ángel. El Padre simboliza tu conciencia; el Hijo simboliza tu deseo; María simboliza tu actitud mental receptiva; y el Ángel simboliza el método usado para hacer la impregnación.   

El drama se desarrolla de esta manera. El Padre engendra a un Hijo sin la ayuda de otro.  Tú defines tu objetivo – tú clarificas tu deseo sin ayuda o sugerencia de otro.

Luego el Padre selecciona al ángel que está mejor calificado para llevar a María este mensaje o posibilidad germinal. Tú seleccionas a la persona en tu mundo que estaría sinceramente emocionada de ser testigo del cumplimiento de tu deseo.  

Luego María se entera a través del ángel que ella ya ha concebido un Hijo sin ayuda de un hombre. Tú asumes una actitud mental receptiva, una actitud de escucha, e imaginas que estás escuchando la voz del que tú has elegido para que te diga lo que deseas saber. Imagina que él te dice que tú ya eres y ya tienes aquello que deseas ser y tener.  Tú permaneces en este estado receptivo hasta que sientes la emoción de haber escuchado las buenas y maravillosas noticias.

Entonces, como María en la historia, tú continuas tu asunto en secreto sin decirle a nadie de esta maravillosa e inmaculada autoimpregnación, confiando que a su debido tiempo tú expresarás esta impresión.

El Padre genera la semilla o posibilidad germinal de un Hijo, pero en una impregnación artificial; él no transmite el espermatozoide de sí mismo al vientre. Él lo lleva por otro medio.  

La conciencia deseando, es el Padre generando la semilla o idea. Un deseo clarificado es la semilla perfectamente formada o el Hijo Unigénito. Esta semilla luego es llevada del Padre (la conciencia deseando) a la Madre (la conciencia de ser y tener el estado deseado).

Este cambio en la conciencia es logrado por el ángel o la voz imaginaria de un amigo diciéndote que tú ya has logrado tu objetivo. 

El uso de un ángel o la voz de un amigo para hacer la impresión consciente, es la forma más corta, más segura y más certera de ser autoimpregnado.

Con tu deseo propiamente definido, tú asumes la actitud de escuchar. Imagina que estás escuchando la voz de un amigo; luego haz que él te diga (imagina que él te está diciendo), cuán afortunado eres por haber realizado completamente tu deseo. 

En esta actitud mental receptiva tú estás recibiendo el mensaje de un ángel; tú estás recibiendo la impresión de que tú eres y tienes aquello que deseas ser y tener. La exaltación emocional de haber escuchado aquello que deseas escuchar es el momento de la concepción. Es el momento en que quedas autoimpregnado, el momento que tú realmente sientes que ahora ya eres o tienes aquello que anteriormente deseabas ser o poseer. 

A medida que emerges de esta experiencia subjetiva, tú, tal como María en la historia, sabrás por tu cambio de actitud mental, que has concebido un Hijo; que tú has fijado un estado subjetivo definido y que, en poco tiempo, expresarás o materializarás este estado.

Este libro ha sido escrito para mostrarte cómo lograr tus objetivos. Aplica el principio aquí expresado y ni todos los habitantes de la tierra podrán impedir que realices tus deseos.

Fin

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