Hilos Sutiles

“Todo lo que contemplas, aunque aparece afuera, está dentro; en tu imaginación, de la cual este mundo de mortalidad no es más que una sombra. “- Blake

Nada aparece o continúa existiendo por un poder propio. Los eventos suceden porque actividades imaginarias comparativamente estables las crearon y continúan existiendo en virtud del apoyo que reciben de dichas actividades imaginarias. En esta serie de historias se hace evidente el papel que desempeña la imaginación del deseo cumplido en la creación consciente de las circunstancias. Verás cómo la narración de una historia sobre el uso exitoso de la imaginación puede servir como un estímulo y un desafío a los demás para “probar” y “ver”.

Una noche, un caballero de mi audiencia se levantó y dijo que no tenía preguntas para hacer, sino que quería contarme algo. Esta fue su historia:

«Cuando salió de las Fuerzas Armadas después de la Segunda Guerra Mundial, consiguió un trabajo que le daba un salario de veinticinco dólares a la semana. Después de diez años ganaba seiscientos dólares al mes. En ese momento compró mi libro “Imaginación Despierta” y leyó el capítulo ‘Las Tijeras de Podar de la Revisión’. A través de la práctica diaria de la ‘Revisión’, como se establece allí, fue capaz de decir a mi audiencia, dos años más tarde, que sus ingresos eran iguales al del presidente de los Estados Unidos».  

En mi audiencia estaba sentado un hombre que, según su confesión, estaba en bancarrota. Había leído el mismo libro, pero de pronto se dio cuenta de que no había hecho nada con el uso de su imaginación para resolver su problema financiero. Decidió que intentaría imaginarse a sí mismo como el ganador del pozo 5-10 en el hipódromo de Caliente.

En sus palabras: «En este grupo, uno intenta elegir a los ganadores de la quinta a la décima carrera. Así que esto es lo que hice: en mi imaginación, clasifiqué mis boletos y sentí que tenía cada uno de los seis ganadores. Representé esta escena una y otra vez en mi imaginación, hasta que en realidad sentí la “piel de gallina”. Entonces ‘vi’ al cajero dándome una gran suma de dinero que coloqué debajo de mi camisa imaginaria. Este fue todo mi drama imaginario; y durante tres semanas, noche tras noche, representé esta escena y me dormí en la acción.

Después de tres semanas viajé físicamente al hipódromo de Caliente, y ese día cada detalle de mi juego imaginativo se hizo realidad. El único cambio en la escena fue que el cajero me dio un cheque por un total de ochenta y cuatro mil dólares, en lugar de efectivo» … T.K.

Después de mi conferencia la noche en que se contó esta historia, un hombre del público me preguntó si yo creía posible que él duplicara la experiencia de T.K. Le dije que él mismo debía decidir las circunstancias de su escena imaginaria, sin embargo, cualquiera que fuera la escena elegida, debía crear un drama que pudiera ser natural para sí mismo e imaginar el final intensamente con todo el sentimiento que pudiera reunir; no debía esforzarse por los medios para el fin, sino vivir imaginativamente en el sentimiento del deseo cumplido. Un mes después, me mostró un cheque por dieciséis mil dólares que había ganado en otro pozo 5-10 en el mismo hipódromo de los días previos. Este hombre tuvo la más interesante repetición de la buena fortuna de T.K.  

Su primera victoria se hizo cargo de sus dificultades financieras inmediatas, no obstante, él quería más dinero para la futura seguridad familiar. Además, y más importante para él, quería probar que esto no había sido “casualidad”. Él razonó que, si su buena suerte pudiera suceder una segunda vez consecutiva, la llamada “ley de porcentajes” daría paso a la prueba de que sus estructuras imaginarias verdaderamente estaban produciendo esta milagrosa “realidad”. Por lo tanto, se atrevió a poner su imaginación a una segunda prueba. Él continúa:

«Yo quería una cuenta bancaria importante y esto para mí, significaba ‘ver’ un gran saldo en mi estado de cuenta. Por eso, en mi imaginación, represente una escena que me llevó a dos bancos. En cada banco yo veía una sonrisa de agradecimiento por parte del gerente del banco cuando entraba en su establecimiento, y escuchaba el cordial salido del cajero. Yo pedía ver mi estado de cuenta. En un banco ‘vi’ un saldo de diez mil dólares. En el otro banco ‘vi’ un saldo de quince mil dólares. 

Mi escena imaginaria no terminó allí. Inmediatamente después de ver mis saldos bancarios, volvía mi atención a mi sistema de carreras de caballos que, a través de una progresión de diez pasos, llevaba mis ganancias a 11.533 dólares con un capital inicial de doscientos dólares. Yo dividía las ganancias en doce pilas en mi escritorio. Contando el dinero con mis manos imaginarias, ponía mil dólares en cada una de las once pilas y los restantes quinientos treinta y tres dólares en la última pila. Mi cuenta imaginaria ascendía a un monto de 36.533 dólares, incluyendo mis saldos bancarios.

Representé toda esta escena imaginativa cada mañana, tarde y noche, durante menos de un mes, y el día dos de marzo volví al hipódromo de Caliente. Hice mis boletos, pero, curiosamente y sin saber por qué, dupliqué seis boletos más, exactamente igual que los seis ya hechos, pero en la décima selección cometí un ‘error’ y copié dos boletos dos veces. Cuando llegaron los ganadores, tuve dos de ellos – cada uno pago 16,423.50 dólares. También tenía seis boletos de consolación, cada uno pagando 656.80 dólares. El total combinado ascendió a 36,788.00 dólares. Mi cuenta imaginaria, un mes antes, había alcanzado 36,533 dólares. Dos puntos de interés, los más profundo para mí, fueron que: aparentemente por accidente, había marcado dos boletos ganadores de manera idéntica y también que al final de la novena carrera (que fue uno de los principales ganadores), el entrenador intentó retirar el caballo, pero los administradores negaron la solicitud del entrenador» … A.J.F.

Cuán sutiles fueron los hilos que lo llevaron a su objetivo. Los resultados deben dar testimonio de nuestra imaginación o realmente no estamos imaginando el final en absoluto. A.J.F. fielmente imaginó el final y todas las cosas conspiraron para ayudar a su cosecha. Su “error” al copiar un boleto ganador dos veces, y la negativa del administrador de permitir la solicitud del entrenador fueron los eventos creados por el drama imaginario para hacer avanzar el plan de las cosas hacia su objetivo.

Belfort Bax, escribió: “El azar puede definirse como ese elemento en el cambio de realidad, es decir, en la síntesis fluida de eventos que es irreductible a la ley o la categoría causal”.

Para vivir sabiamente debemos ser conscientes de nuestras actividades imaginarias o, en cualquier caso, del fin al que tienden. Debemos cuidar de que sea el fin que deseamos. La imaginación sabia se identifica solo con aquellas actividades que son valiosas o que prometen el bien.

Por mucho que parezca que estás tratando con un mundo material, en realidad estás viviendo en un mundo de imaginación. Cuando descubres que no es el mundo físico de los hechos, sino las actividades imaginarias las que dan forma a tu vida, entonces el mundo físico dejará de ser la realidad, y el mundo de la imaginación dejará de ser el sueño.

“¿El camino zigzaguea cuesta arriba todo el camino?

Sí, hasta el final.

¿El viaje durará todo el día?

De la alborada a la noche, mi amigo”.

(Christina Georgina Rossetti, “Cuesta Arriba”)


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