Hágase tu Voluntad

“No se haga mi voluntad, sino la tuya”. – Lucas 22:42

“No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Esta resignación no es un ciego entendimiento de que “no puedo hacer nada por mí mismo, el Padre dentro de mí hace las obras”. Cuando el hombre quiere, intenta hacer que aparezca algo que no existe ahora en tiempo y espacio. Con demasiada frecuencia, no somos conscientes de lo que realmente estamos haciendo. Nosotros declaramos inconscientemente que no poseemos la capacidad de expresar. Nosotros predicamos nuestro deseo con la esperanza de adquirir las capacidades necesarias en un tiempo futuro. “Yo No Soy, pero seré.”

El hombre no se da cuenta de que la conciencia es el Padre que hace el trabajo, y así intenta expresar aquello de lo que él no es consciente de ser. Tales esfuerzos están condenados al fracaso; solo el presente se expresa sí mismo. A menos que yo sea consciente de ser aquello que busco, no lo encontraré. Dios (tu conciencia) es la sustancia y la plenitud de todo. La voluntad de Dios es el reconocimiento de aquello que es, no de aquello que será. En lugar de ver este dicho como “Se hará tu voluntad”, lo veo como” Se ha hecho tu voluntad”. Las obras están terminadas.

El principio por el cual todas las cosas se hacen visibles, es eterno. “Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman ” [1 Corintios 2:9]. Cuando un escultor mira una pieza de mármol sin forma, él ve, enterrado dentro de esa masa sin forma, su obra de arte terminada. El escultor, en lugar de hacer su obra maestra, él simplemente la revela removiendo esa parte de mármol que oculta su concepción. Lo mismo se aplica a ti. En tu conciencia sin forma yace enterrado todo lo que alguna vez concebirás ser. El reconocimiento de esta verdad te transformará de un trabajador no capacitado que intenta hacerlo así, al de un gran artista que reconoce que es así.

Tu afirmación de que ahora eres aquello que quieres ser, removerá el velo de la oscuridad humana y revelará perfectamente tu afirmación; Yo Soy aquello.  La voluntad de Dios fue expresada en las palabras de la viuda, “Está bien”. La voluntad del hombre habría sido: “Va a estar bien”. Decir, “Estaré bien”, es decir, “Estoy enfermo”. Dios, el Eterno Ahora, no es burlado por palabras o vanas repeticiones. Dios continuamente personifica aquello que es. Por lo tanto, la resignación de Jesús (que se hizo a sí mismo igual a Dios) fue volverse del reconocimiento de la carencia (que el futuro indica con “Yo seré”) al reconocimiento del suministro, diciendo “Yo Soy aquello; está hecho; gracias Padre”.

Ahora verás la sabiduría en las palabras del profeta cuando dice, “Deja que el débil diga, Yo Soy fuerte “[Joel 3:10].  El hombre en su ceguera no hace caso al consejo del profeta; él continúa declarando ser débil, pobre, miserable y todas las demás expresiones indeseables de las cuales está tratando liberarse a sí mismo, ignorantemente afirmando que él será libre de estas características, en el futuro. Tales pensamientos frustran la única ley que alguna vez puede liberarlo.

Sólo hay una puerta a través de la cual aquello que buscas puede entrar a tu mundo. “Yo Soy la puerta”. Cuando dices “Yo Soy”, te estás declarando a ti mismo ser – primera persona, tiempo presente; no hay futuro. Saber que Yo Soy es ser consciente de ser. La conciencia es la única puerta. A menos que seas consciente de ser lo que buscas, buscas en vano.

Si juzgas por las apariencias, continuarás esclavizado por la evidencia de tus sentidos. Para romper este hechizo hipnótico de los sentidos, se te dice, “Entra y cierra la puerta”. La puerta de los sentidos debe estar bien cerrada antes de que tu nueva declaración pueda ser cumplida. Cerrar la puerta de los sentidos no es tan difícil como parece ser al principio. Se hace sin esfuerzo.

Es imposible servir a dos amos al mismo tiempo. El hombre sirve a lo que él es consciente de ser. Yo Soy el Señor y Amo de aquello que soy consciente de ser. No es un esfuerzo para mí conjurar la pobreza si soy consciente de ser pobre. Mi sirviente (la pobreza) está obligado a seguirme (conciencia de pobreza) mientras Yo Soy (el Señor) consciente de ser pobre.

En lugar de luchar contra la evidencia de los sentidos, declara ser aquello que deseas ser. Como tu atención se centra en esta declaración, las puertas de los sentidos se cierran automáticamente contra tu anterior amo (aquello de lo que eras consciente de ser). A medida que te pierdes en el sentimiento de ser aquello que ahora afirmas que es verdad de ti mismo, las puertas de los sentidos una vez más se abren, revelando que tu mundo es la expresión perfecta de aquello de lo que eres consciente de ser.

Sigamos el ejemplo de Jesús que se dio cuenta que, como hombre, él no podía hacer nada para cambiar su presente imagen de carencia. Él cerró la puerta de sus sentidos contra su problema y fue a su Padre, Aquel para quien todo es posible. Habiendo negado la evidencia de sus sentidos, él afirmó ser todo lo que – un momento antes – sus sentidos le dijeron que no era. Sabiendo que la conciencia expresa su semejanza en la tierra, él permaneció en la conciencia reclamada hasta que las puertas (sus sentidos) se abrieron y confirmaron el gobierno del Señor. Recuerda, Yo Soy es el Señor de todos. Nunca más uses la voluntad del hombre que afirma: “Yo seré”. Sé tan resignado como Jesús y afirma, “Yo Soy aquello”.


¡ Suscríbete a nuestro blog!

¡Regístrate para recibir contenido en tu correo electrónico!

We don’t spam! Read our privacy policy for more info.