Historias de Algunos Casos

Será extremadamente útil en este momento citar algunos ejemplos específicos de la aplicación exitosa de esta ley. Les daré historias de casos reales. En cada uno de estos, el problema es claramente definido y se describe completamente la manera en que se utilizó la imaginación para obtener el estado de conciencia requerido. En cada una de estas instancias, el autor de este libro estuvo involucrado personalmente o le fueron contados los hechos por la persona involucrada.

CASO 1

Esta es una historia con todos los detalles, los cuales estoy personalmente familiarizado.

En la primavera de 1943, un soldado recientemente reclutado fue instalado en un gran campamento militar en Luisiana. Él estaba intensamente deseoso de salir del ejército, pero sólo de una manera completamente honorable.   

La única manera en que podía hacer esto, era aplicar para ser dado de baja. La aplicación requería de la aprobación de su oficial comandante para que fuera efectiva. Basado en los reglamentos militares, la decisión de su oficial era final y no podía ser apelada. El soldado, siguiendo todo procedimiento necesario, aplicó para ser dado de baja. 

Dentro de cuatro horas, la aplicación fue devuelta – marcada como “reprobada”. Convencido de que no podría apelar la decisión a ninguna otra autoridad más alta, militar o civil, él se volvió hacia su propia conciencia, determinado a confiar en la ley de la asunción.

El soldado comprendió que su conciencia era la única realidad, que su estado particular de conciencia determinaba los eventos que encontraría. 

Esa noche, en el intervalo entre meterse a la cama y quedarse dormido, él se concentró en utilizar conscientemente la ley de asunción. En la imaginación, se sintió dentro de su departamento en la Ciudad de Nueva York.  Él visualizó su departamento, es decir, en el ojo de su mente él realmente vio su propio departamento, mentalmente imaginando cada una de las habitaciones que le eran familiares con sus muebles vívidamente reales.  

Con esta imagen claramente visualizada y acostado de espalda, se relajó por completo físicamente. De esta manera él indujo un estado próximo al sueño, al mismo tiempo que mantenía el control de la dirección de su atención. Cuando su cuerpo quedó completamente inmovilizado, él asumió que estaba en su propia habitación y se sintió acostado en su propia cama – un sentimiento totalmente diferente al de estar acostado en un catre militar.  

En la imaginación, él se levantó de la cama, caminó de habitación en habitación, tocando varios de sus muebles. Luego fue a la ventana y con sus manos apoyadas en la parte inferior del marco, miró hacia afuera a la calle en que se encontraba su departamento. Todo esto era tan vívido en su imaginación que él vio cada detalle del pavimento, de las rejas, los árboles, y el familiar ladrillo rojo del edificio de enfrente. Luego volvió a su cama y sintió como se quedaba dormido. 

Él sabía que era muy importante para el exitoso uso de esta ley que, en el punto justo de quedarse dormido, su conciencia debía estar llena con la asunción de que él ya era lo que quería ser. Todo lo que hizo en la imaginación fue basado en la asunción de que él ya no estaba en el ejército. Noche tras noche, el soldado representaba este drama. Noche tras noche, en la imaginación, él se sintió honorablemente dado de baja, ya en su hogar, viendo todo el entorno familiar y quedándose dormido en su propia cama. Esto continuó durante ocho noches.

Por ocho días, su experiencia objetiva continuaba siendo directamente opuesta a su experiencia subjetiva en la conciencia cada noche, antes de irse a dormir. Al noveno día, vinieron órdenes del cuartel general para que el soldado llenara una nueva solicitud para ser dado de alta.

Poco tiempo después de esto, él fue ordenado a reportarse en la oficina del coronel. Durante la discusión, el coronel le preguntó si todavía estaba deseoso de salirse del ejército. Al recibir una respuesta afirmativa, el coronel dijo que él personalmente estaba en desacuerdo y que, aunque tenía una fuerte objeción en aprobar la solicitud, había decidido ignorar estas objeciones y aprobarla. Y en unas pocas horas, la aplicación fue aprobada y el soldado, ahora un civil, estaba en un tren destino a casa.

CASO 2

Esta es la sorprendente historia de un hombre de negocios extremadamente exitoso demostrando el poder de la imaginación y la ley de la asunción. Conozco a esta familia íntimamente y todos los detalles fueron contados por el hijo aquí descrito.

La historia comienza cuando él tenía veinte años de edad. Él era el segundo hijo mayor de una extensa familia de nueve hermanos y una hermana. El padre era uno de los socios de una pequeña empresa de comercio. En su decimoctavo cumpleaños el hermano al que nos referimos en esta historia, dejó el país en el que vivía y viajó dos mil millas para entrar en la universidad y completar su educación. Poco tiempo después de su primer año en la universidad, fue llamado que regresara a casa debido a un trágico evento relacionado con los negocios de su padre.  Por unas manipulaciones de sus asociados, su padre no sólo había sido forzado a salir de la empresa, sino que también había sido víctima de falsas acusaciones impugnando su persona e integridad. Al mismo tiempo, él fue privado de su legítima participación en el capital de la empresa. El resultado fue que se encontró muy desacreditado y casi sin dinero.

Fue bajo estas circunstancias que el hijo fue llamado para que regresara a casa de la universidad.  Él volvió, con su corazón lleno con una gran resolución. Él estaba determinado en convertirse en un increíble y exitoso hombre de negocios. Lo primero que él y su padre hicieron fue utilizar el poco dinero que les quedaba para empezar su propio negocio. Ellos rentaron un pequeño local en una calle cerca de la gran empresa de la que su padre había sido uno de los principales dueños. Allí, comenzaron un negocio orientado hacia un verdadero servicio a la comunidad. Fue poco tiempo después que el hijo, con una conciencia instintiva de que funcionaría, deliberadamente utilizó la imaginación para obtener un objetivo casi fantástico.  

Cada día, en su camino hacia el trabajo y volviendo del trabajo, él pasaba por el edificio de la empresa anterior de su padre – la empresa más grande del rubro en el país. Era uno de los edificios más grandes, con la ubicación más prominente en el corazón de la ciudad. Afuera del edifico había un enorme cartel en el cual, con letras grandes, estaba pintado el nombre de la firma.

Día tras día, cuando pasaba por ahí, un gran sueño tomaba forma en la mente del hijo. Él pensaba en lo maravilloso que sería si fuera su familia quien tuviera este gran edificio –su familia quien poseía y operara esta gran empresa. 

Un día, mientras estaba parado observando el edificio, en su imaginación, él vio un nombre completamente diferente en el gran cartel de la entrada. Ahora, las letras del cartel describían el nombre de su familia (en estas historias no se utilizan los nombres reales; por un asunto de claridad, en esta historia utilizaremos nombres hipotéticos y asumiremos que el nombre de la familia del hijo era Lordard).   

Donde el cartel decía F. N. Moth y Co., en la imaginación, él realmente vio el nombre, letra por letra, N. Lordard e Hijos. Él permaneció mirando al cartel con sus ojos bien abiertos, imaginando que decía N Lordard e hijos. Dos veces al día, semana tras semana, mes tras mes, por dos años, él veía el nombre de su familia en el frente de ese edificio. Él estaba convencido que, si sentía lo suficientemente fuerte que una cosa era verdad, estaba destinado a serlo y viendo en su imaginación el nombre de su familia en el edificio – lo que implicaba que ellos eran dueños de la empresa – se convenció que un día ellos serían los dueños.  

Durante este período, él le dijo sólo a una persona lo que estaba haciendo. Él confió en su madre, quien con amorosainquietud intentó desalentarlo para protegerlo de lo que sería una gran decepción. A pesar de esto, él persistió día tras día.

Dos años después, la gran compañía falló y el añorado edificio estaba a la venta.

En el día de la venta, él no estaba ni un poco más cerca de ser el dueño de lo que estaba hace dos años cuando empezó a aplicar la ley de la asunción. Durante este periodo, habían trabajado duro y sus clientes tenían implícitamente una gran confianza en ellos. Sin embargo, no habían ganado nada como la cantidad de dinero requerida para comprar la propiedad. Tampoco tenían ninguna fuente de la que pudieran pedir prestado el capital necesario. Lo que hacía aún más remota la posibilidad de obtenerlo, era que este era el edificio más codiciado en la ciudad por un gran número de empresarios ricos que estaban dispuestos a comprarlo. En el día de la venta, para su completa sorpresa, un hombre, casi un total extraño, vino a su negocio y les ofreció comprar la propiedad para ellos. (Dado a unas inusuales condiciones involucradas en esta transacción, el hijo de esta familia no podía ni ofrecer un monto para la propiedad).

Ellos pensaron que este hombre les estaba haciendo una broma. Sin embargo, este no era el caso. El hombre les explicó que los había estado observando por un tiempo, admiraba su habilidad, creía en su integridad y que suministrar el capital para que ellos pudieran agrandar su negocio a gran escala, era una inversión sumamente sólida para él. Ese mismo día, la propiedad fue de ellos. Lo que el hijo había persistido en ver en su imaginación ahora era una realidad. El presentimiento de aquel extraño estaba más que justificado.

Hoy, esta familia es dueña no sólo de esta empresa en particular a la que nos referimos, sino también son dueños de una de las industrias más grandes del país en el que viven.

El hijo, al ver el nombre de su familia en la entrada de este gran edificio, mucho antes de que estuviera allí, estaba usando exactamente la técnica que produce resultados. Al asumir el sentimiento de que ya tenía lo que deseaba – al hacer de esto una vívida realidad en su imaginación, con determinada persistencia, a pesar de las apariencias y circunstancias- él inevitablemente hizo que su sueño se convirtiera en realidad.

CASO 3

Esta es la historia de un inesperado resultado de una entrevista con una señora que vino a consultarme.  

Una tarde, una joven abuela, una mujer de negocios de Nueva York, vino a verme. Trajo a su nieto de nueve años que había venido a visitarla desde Pennsylvania. En respuesta a sus preguntas, yo le expliqué la ley de asunción, describiendo en detalle el procedimiento a seguir para obtener un objetivo. El niño se sentó en silencio, aparentemente absorto en su pequeño camión de juguete, mientras yo le explicaba a su abuela el método de asumir un estado de conciencia que debería tener sobre su deseo cumplido.

Le conté la historia del soldado en el campamento, que cada noche se quedaba dormido imaginándose a sí mismo en su propia cama en su propio hogar.

Cuando el niño y su abuela ya se marchaban, él me miro con gran entusiasmo y me dijo “Ya sé lo que quiero y ahora, se cómo obtenerlo”. Sorprendido, le pregunte qué era lo que quería; él me dijo que quería tener un cachorro. 

A esto, su abuela protestó vigorosamente, diciéndole al niño que ya le habían dejado muy en claro repetidamente que él no podría tener un perro bajo ninguna circunstancia… que su padre y madre no lo permitirían, que el niño era muy pequeño para cuidarlo como corresponde y aún más, su padre tenía un gran desagrado por los perros- realmente odiaría tener uno en la casa.

El niño, que tan apasionadamente deseaba tener un perro, se negaba a entender estos argumentos. “Ahora sé lo que tengo que hacer” dijo él. “Cada noche, justo antes de dormir, voy a pretender que tengo un perro y que vamos a dar un paseo”.  “No” dijo la abuela, “eso no es lo que el Señor Neville quiere decir. Esto no era para ti. No puedes tener un perro”.  

Aproximadamente seis semanas después, la abuela me contó lo que para ella era una historia asombrosa. El deseo del niño de tener un perro era tan intenso que él había absorbido todo lo que le dije a su abuela de cómo obtener el deseo de uno – y él creyó implícitamente que al final supo cómo obtener un perro.

Poniendo esta creencia en práctica, por varias noches, el niño imaginó a un perro durmiendo en su cama junto a él.  En su imaginación, él acariciaba al perro, realmente sintiendo su pelaje. Cosas como jugar con el perro y llevarlo a pasear llenaban su mente. 

Dentro de unas semanas, sucedió. Un diario de la ciudad en la que el niño vivía, organizó un programa especial en conexión con la “Semana de Compasión por los Animales”. Todos los niños de la escuela tenían que escribir una redacción sobre “Por qué a mí me gustaría tener un Perro”.

Después de que las redacciones de todas las escuelas fueron presentadas y juzgadas, se anunció al ganador del concurso. El mismo niño que semanas antes en mi departamento en Nueva York me dijo “Ahora sé cómo obtener un perro” fue el ganador. En una elaborada ceremonia, que fue publicada con historias y fotos en el diario, el niño fue recompensado con un hermoso cachorrito collie.

Al relatar esta historia, la abuela me contó que, si al niño le hubieran dado el dinero para comprar un perro, los padres se habrían negado a hacerlo y lo hubiera usado para comprar un bono para el niño o lo hubiesen puesto en una cuenta de ahorro en el banco para él. Además, si alguien le hubiese dado como regalo un perro al niño, lo hubieran rechazado o regalado.

Pero la manera dramática en la que el niño recibió al perro, la manera en que ganó el concurso de la ciudad, las historias y fotos en el diario, el orgullo del logro y la alegría del niño, todo combinado generó un cambio en el corazón de los padres y se encontraron haciendo lo que nunca concibieron posible, le permitieron quedarse con el perro.

Todo esto me explicó la abuela y concluyó diciendo que había una clase particular de perro en la que el niño fijó su corazón. Era un collie.

CASO 4

Esto fue contado por la tía en la historia, a toda la audiencia al final de una de mis conferencias.

Durante el período de preguntas luego de mi conferencia sobre la ley de asunción, una mujer que venía a muchas de mis conferencias y que había tenido consultas personales conmigo en varias ocasiones, se levantó y pidió permiso para contar una historia ilustrando como ella logró utilizar exitosamente esta ley.

Ella dijo que, regresando a casa de la conferencia de la semana pasada, ella encontró a su sobrina muy preocupada y terriblemente molesta. El esposo de la sobrina, que era un oficial en el Ejército de la Fuerza Aérea ubicado en Atlantic City, había sido ordenado, junto con el resto de su escuadrón, al servicio activo en Europa. Ella sollozando, le dijo a su tía que la razón por la cual estaba triste era porque deseaba que su esposo fuera asignado a Florida como instructor.

Ambos amaban Florida y estaban ansiosos por ser asignados allí y a no ser separados. Al escuchar esto, la tía le dijo que había solo una cosa por hacer, y eso era aplicar inmediatamente la ley de asunción. “Vamos a realizarlo”, le dijo. “Si estuvieras realmente en Florida, ¿qué harías?” sentirías la cálida brisa. Olerías el aire salado. Sentirías los dedos de tus pies hundirse en la arena. Bueno, entonces hagamos todo eso ahora mismo.”  

Cuarenta y ocho horas después, el marido recibió un cambio de órdenes. Sus nuevas instrucciones eran las de reportarse inmediatamente en Florida como un Instructor de Fuerza Aérea. Cinco días después, su esposa estaba en un tren para encontrarse con él. Aunque la tía, con el objetivo de ayudarla a obtener su deseo, se había unido con su sobrina asumiendo el estado de conciencia deseado, ella no fue a Florida. Ese no era su deseo. Por otro lado, era el intenso anhelo de su sobrina.

CASO 5

Este caso es especialmente interesante por el corto intervalo de tiempo entre la aplicación de la ley de asunción y su manifestación visible. 

Una mujer muy prominente vino a mí con una gran preocupación. Ella mantenía un bello departamento en la ciudad y una gran casa de campo; pero debido a las muchas exigencias que se le hacían, las cuales eran mayores que su modesto ingreso, era absolutamente esencial que rentara su departamento y ella y su familia fueran a pasar el verano en su casa de campo.

En años previos, el departamento había sido rentado sin dificultades a principios de la primavera, pero el día que vino a verme, la temporada de alquiler para el verano ya había terminado. El departamento estaba en las manos de los mejores agentes inmobiliarios por meses, pero nadie parecía estar interesado en ir a verlo.  

Cuando me describió su dilema, le expliqué como la ley de asunción podría ser utilizada para solucionar su problema. Le sugerí que, al imaginar que el departamento ya había sido rentado por una persona deseosa de ocuparlo inmediatamente y, asumiendo que esto ya había sucedido, su departamento sería realmente rentado. Para poder crear el sentimiento natural necesario – el sentimiento de que ya el departamento estaba rentado – le sugerí que esa misma noche al irse a dormir se imaginara a sí misma, no en su departamento, sino en cualquier lugar donde dormiría si su departamento fuese rentado repentinamente. Ella rápidamente captó la idea y dijo que en tal situación ella dormiría en su casa de campo, aunque no estuviese abierta aun para el verano.

Esta entrevista tomo lugar el jueves. A las nueve de la mañana del siguiente sábado, ella me llamó desde su casa de campo – emocionada y feliz.  Me dijo que ese jueves por la noche se había quedado dormida imaginando realmente y sintiendo que estaba durmiendo en su otra cama en la casa de campo, a muchas millas del departamento de la ciudad que estaba ocupando.  El viernes, el día siguiente, un inquilino muy interesante, uno que cumplía todos los requerimientos de una persona responsable, no solo alquiló el departamento, sino que lo alquiló con la condición de mudarse ese mismo día.

CASO 6

Sólo el más completo e intenso uso de la ley de asunción podría producir tales resultados en esta situación extrema.  

Cuatro años atrás, un amigo de nuestra familia me pidió que hablara con su hijo de veintiocho años, quien no se esperaba que sobreviviera.

Él sufría de una extraña enfermedad del corazón. Su enfermedad resultaba en una desintegración del órgano. Largos y costosos tratamientos médicos no habían sido útiles. Los Doctores no tenían ninguna esperanza en su recuperación. Por largo tiempo, el hijo había estado postrado en cama. Su cuerpo se había encogido hasta casi ser un esqueleto, y hablaba y respiraba con gran dificultad. Su esposa y dos niños pequeños estaban en su casa cuando llegué, y su esposa estaba presente en nuestra conversación.

Empecé diciéndole que había sólo una solución para  cualquier problema y esa solución era un cambio de actitud. Como hablar lo agotaba, le pedí que asintiera con la cabeza si entendía claramente lo que yo le decía. A esto él asintió.  

Le describí los hechos detrás de la ley de la conciencia -de hecho, que la conciencia era la única realidad. Y le dije que la única forma de cambiar cualquier condición era cambiando su estado de conciencia concerniente a ello. Como una recomendación específica para ayudarlo a asumir el sentimiento de ya estar sano, le sugerí que, en la imaginación, viera la cara del doctor increíblemente maravillado de encontrarlo recuperado, contrario a todo razonamiento de estar en las últimas instancias de una enfermedad incurable; que lo viera examinándolo varias veces y escuchándolo decir una y otra vez “es un milagro, es un milagro”.   

Él no sólo entendió todo esto claramente, sino que también lo creyó implícitamente. Él prometió seguir este procedimiento fielmente. Su esposa, quien había estado escuchando atentamente, me aseguró que también diligentemente utilizaría esta ley de la asunción y en su imaginación de la misma manera que su esposo. Al día siguiente partí para Nueva York – todo esto tomó lugar durante unas vacaciones de invierno en el trópico.

Varios meses después, recibí una carta diciendo que el hijo había tenido una milagrosa recuperación. En mi próxima visita, lo fui a ver en persona. Estaba en perfecta salud, activamente involucrado en sus negocios y vigorosamente disfrutando muchas actividades sociales con sus amigos y familiares. 

Me dijo que desde el día en que me fui, no tenía ninguna duda de que la ley funcionaría. Me describió como fielmente siguió la sugerencia que le hice y día tras día vivía completamente en la asunción de que ya estaba sano y fuerte.

Ahora, cuatro años después de su recuperación, está convencido de que la única razón por la cual él está aquí hoy es gracias a su exitoso uso de la ley de asunción.

CASO 7

Esta historia ilustra el exitoso uso de la ley por un ejecutivo de Nueva York.

En el otoño de 1950, un ejecutivo de uno de los bancos más prominentes de Nueva York me habló sobre un problema serio al cual se enfrentaba. 

Me contó que la perspectiva de su progreso personal y su avance eran muy limitados. Habiendo alcanzado la mediana edad y sintiendo que un marcado ascenso en su posición y un aumento de salario eran justificados, tuvo una “charla al respecto” con sus superiores. Éstos le dijeron francamente que cualquier ascenso era imposible y lo intimidaron a que, si estaba insatisfecho, podría buscar otro trabajo. Esto, desde ya, aumentó su ansiedad.

En nuestra conversación, él me explicó que no tenía el deseo de realmente grandes cantidades de dinero, sino que tenía que tener un ingreso substancial para poder mantener su hogar confortablemente y proveer para la educación de sus hijos en buenas escuelas y universidades. Él encontraba que esto era imposible con su presente ingreso. El rechazo del banco en asegurarle un avance en algún futuro cercano resultó en un sentimiento de descontento y un intenso deseo de asegurar una posición mejor con considerablemente más dinero.

Me confesó que el tipo de trabajo que le gustaría más que nada en el mundo, sería uno en el cual manejara los fondos de inversión de una gran institución tal como una fundación o una gran universidad. 

Al explicarle la ley de la asunción, le dije que su situación actual era sólo la manifestación de su concepto de sí mismo y le declaré que si quería cambiar las circunstancias en las que se encontraba, él podría hacerlo cambiando su concepto de sí mismo. Para poder obtener este cambio de conciencia, y por lo tanto cambiar su situación, le pedí que siguiera este procedimiento cada noche justo antes de dormirse: En la imaginación, él debía sentir que estaba retirándose al final de uno de sus más importantes y exitosos días de su vida. Tenía que imaginarse que realmente acababa de cerrar un trato ese mismo día para ingresar a trabajar en el tipo de organización que tanto anhelaba estar y en exactamente el puesto que él quería.  

Le sugerí que, si lograba llenar su mente completamente con este sentimiento, él experimentaría un definitivo sentido de alivio. En este estado, su disgusto y descontento sería algo del pasado. Él sentiría la alegría que viene con el cumplimiento del deseo. Y terminé asegurándole que, si hacía esto fielmente, inevitablemente él conseguiría el tipo de posición que deseaba.

Esto fue en la primera semana de diciembre. Noche tras noche, sin excepción, él siguió este procedimiento.

A principios de febrero, el director de una de las fundaciones más ricas en el mundo le preguntó a este ejecutivo si estaría interesado en unirse a la fundación en un puesto ejecutivo, manejando inversiones. Luego de unas breves conversaciones, él acepto.

Hoy, con un salario sustancialmente más alto y con la seguridad de un progreso estable, este hombre está en una posición que supera con creces todo lo que él esperaba.

CASO 8

El hombre y la mujer en esta historia, han venido a mis conferencias por varios años. Es una ilustración interesante del uso consciente de esta ley por dos personas concentrándose en el mismo objetivo al mismo tiempo.

Este hombre y mujer eran una pareja excepcionalmente devota. Su vida era completamente feliz y enteramente libre de cualquier problema o frustración.

Por algún tiempo, habían planeado mudarse a un departamento más grande. Cuanto más lo pensaban, más se daban cuenta que lo que más deseaban en su corazón era vivir en un hermoso departamento de lujo. Al discutirlo juntos, el esposo dijo que quería uno con una enorme ventana con vista hacia un magnífico paisaje. La esposa dijo que quería que una de las paredes tuviera espejo de arriba abajo. Ambos querían tener una chimenea de leña. Y era un requisito indispensable que el departamento estuviera en Nueva York.

Por meses buscaron tal departamento en vano. De hecho, la situación de la ciudad era tal, que asegurar cualquier tipo de departamento era casi imposible. Eran tan escasos, que no sólo había listas de espera por ellos, sino que estaban involucrados todo tipo de tratos especiales incluyendo primas, la compra de muebles, etc.   

Los departamentos nuevos eran alquilados muchos antes de que fueran terminados, muchos de los cuales ya estaban rentados desde los planos del edificio.

A principios de la primavera, luego de meses de búsqueda sin resultados, finalmente encontraron uno que consideraron seriamente. Era un departamento pent-house en un edificio recientemente terminado en la Quinta Avenida frente a Central Park. Tenía un gran inconveniente. Siendo un edificio nuevo, no estaba sujeto al control de renta y la pareja sentía que el alquiler anual era desorbitante. De hecho, era varios miles de dólares al año más de lo que ellos habían considerado pagar.

Durante los meses de primavera, marzo y abril, continuaron viendo varios pent-houses a través de la ciudad, pero siempre volvían a éste.  

Finalmente, decidieron incrementar sustancialmente el monto que pagarían y le hicieron una proposición al agente por el edificio para que se lo sugiriera a los dueños a ver si lo consideraban.

Fue en este punto sin discutirlo entre ellos, que cada uno de ellos se determinó aplicar la ley de la asunción. No fue hasta después, que se enteraron lo que el otro había hecho.

Noche tras noche, ambos se quedaban dormidos, en su imaginación, en el departamento que estaban considerando. El esposo, recostado con sus ojos cerrados, se imaginaba que las ventanas de su dormitorio daban al parque. Se imaginaba yendo a la ventana a primera hora de la mañana y disfrutando la vista. Se sintió a si mismo sentado en la terraza con vista al parque, tomando tragos con su esposa y amigos, disfrutándolo todo absolutamente. Él llenó su mente con el sentimiento de estar en el pent-house y en la terraza. Durante todo este tiempo, sin saberlo, su esposa estaba haciendo lo mismo.

Pasaron varias semanas sin ninguna decisión de parte de los dueños, pero ellos continuaron imaginando al irse a dormir cada noche que ya estaban durmiendo en el pent-house.

Un día, para su completa sorpresa, uno de los empleados en el edificio en el que vivían les dijo que el pent-house en su edificio estaba disponible. Estaban asombrados, porque su edificio era uno de los más deseados de la ciudad con una perfecta ubicación justo en Central Park. Sabían que había una larga lista de espera de personas que trataban de tener un departamento en el edificio en que vivían. El hecho de que un pent-house estuviera inesperadamente disponible, se mantuvo en silencio por la administración porque no estaban en posición de considerar ningún solicitante para el. Al enterarse de que estaba disponible, esta pareja inmediatamente hizo una petición para que se les rentara a ellos, pero se les dijo que era imposible. El hecho era que, no sólo había varias personas en lista de espera para un pent-house en el edificio, sino que además ya se lo habían prometido a una familia. A pesar de esto, la pareja tuvo varias reuniones con la administración, con la conclusión de que el departamento finalmente fue para ellos.

Este edificio sí estaba bajo control de rentas, su alquiler fue justo lo que ellos habían planeado pagar cuando empezaron a buscar un pent-house. La ubicación, el departamento mismo y la gran terraza rodeándola al Sur, Oeste y Norte estaba más allá de todas sus expectativas – y en el living, en un lado, había una ventana gigante de 4.5 x 2.5 metros con una magnifica vista de Central Park; una pared de espejo del piso al techo y también había una chimenea a leña.


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