Los Cuatro Poderosos

” Y salía del Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro cabezas” – Genesis 2:10

“Y tenía cada uno cuatro caras” – Ezequiel 10:14

“Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses. ” – Daniel 3:25

“Cuatro Poderosos están en cada hombre” – Blake

Los “Cuatro Poderosos” constituyen la individualidad del hombre o Dios en el hombre. Hay “Cuatro Poderosos” en cada hombre, pero estos “Cuatro Poderosos” no son cuatro seres separados, no están separados uno del otro como los dedos de tu mano. Los “Cuatro Poderosos” son cuatro aspectos diferentes de su mente, y difieren unos de otros en función y carácter; pero no son cuatro seres separados habitando el cuerpo de un hombre.  

Los “Cuatro Poderosos” se pueden equiparar con los cuatro caracteres Hebreos: (caracteres aquí) que forman el misterioso nombre de cuatro letras desde el poder creativo y combinando en sí mismo las formas pasada, presente y futura del verbo “ser”.

El Tetragrámaton es venerado como el símbolo del Poder Creativo en el hombre – Yo Soy- las cuatro funciones creativas en el hombre extendiéndose para realizar en los fenómenos materiales reales, cualidades latentes en sí mismo.

Podemos entender mejor a los “Cuatro Poderosos” al compararlos con los cuatro personajes más importantes en la producción de una obra de teatro.

“Todo el mundo es un gran teatro, y todos los hombres y mujeres simplemente actores; ellos hacen sus entradas y sus salidas; Y un hombre en su tiempo actúa diversos papeles… ”

– Como Gustes – Acto II, Escena VII.

El productor, el autor, el director y el actor son los cuatro personajes más importantes en la producción de una obra. En el drama de la vida, la función del productor es sugerir el tema de la obra. Esto lo hace en forma de un deseo, tal como, “Ojalá fuera exitoso”; “Desearía poder hacer un viaje”; “Desearía estar casado”, etc., pero para aparecer en el escenario del mundo, estos temas generales deben, de alguna manera, ser especificados y trabajados en detalle. No es suficiente decir: “Ojalá fuera exitoso”. – Eso es demasiado indefinido. ¿Exitoso en qué? Sin embargo, el primer “Poderoso” sólo sugiere un tema. La dramatización del tema se deja a la originalidad del segundo “Poderoso”, el autor.

Al dramatizar el tema, el autor escribe sólo la última escena de la obra, pero esta escena la escribe en detalle. La escena debe dramatizar el deseo cumplido. Él mentalmente construye una escena lo más natural posible de lo que experimentaría si hubiera realizado su deseo. Cuando la escena es claramente visualizada, el trabajo del autor está hecho.

El tercer “Poderoso” en la producción de la obra de la vida, es el director. Las tareas del director son ver que el actor se mantenga fiel al guión y ensayarlo una y otra vez hasta que sea natural en el rol. Esta función se puede comparar a una atención controlada y conscientemente dirigida – una atención centrada exclusivamente en la acción que implica que el deseo ya se ha realizado.

“La forma del Cuarto es como el Hijo de Dios” – la imaginación humana, el actor. Este cuarto “Poderoso” realiza dentro de sí mismo, en la imaginación, la acción predeterminada que implica el cumplimiento del deseo. Esta función no visualiza ni observa la acción. Esta función en realidad representa el drama, y lo hace una y otra vez hasta que toma los tonos de la realidad. Sin la dramatizada visión del deseo cumplido, el tema sigue siendo un simple tema y duerme para siempre en las vastas cámaras de los temas que no han nacido. Tampoco la visión percibida alcanzará la realidad objetiva sin la co-operativa atención, obediente a la visión dramatizada del deseo cumplido.

Los “Cuatro Poderosos” son los cuatro cuartos del alma humana. El primero es el Rey de Jehová, quien sugiere el tema; el segundo es el siervo de Jehová, quien fielmente trabaja el tema en una visión; el tercero es el hombre de Jehová, que está atento y obediente a la visión del deseo cumplido, el que devuelve la imaginación errante al guión “setenta veces siete”. La “Forma del Cuarto” es Jehová mismo, que representa el tema dramatizado en el escenario de la mente.

“Deja que esta manera de pensar esté en ti, que también estaba en Cristo Jesús, el cual, estando en la forma de Dios, no pensó que era robo ser igual a Dios”- Filipenses 2: 5- 6 (KJ21)

El drama de la vida es un esfuerzo conjunto de los cuatro cuartos del alma humana.

“Todo lo que contemplas, aunque aparece afuera, está dentro, en tu imaginación, de la cual este mundo de mortalidad no es más que una sombra. “- Blake

Todo lo que contemplamos es una construcción visual ideada para expresar un tema – un tema que ha sido dramatizado, ensayado y actuado en otro lugar. Lo que estamos presenciando en el escenario del mundo, es una construcción óptica ideada para expresar los temas que han sido dramatizados, ensayados y actuados en la imaginación del hombre.

Los “Cuatro Poderosos” constituyen la Individualidad del hombre, o Dios en el hombre: y todo lo que el hombre contempla, aunque aparece afuera, no son más que sombras proyectadas sobre la pantalla del espacio – construcciones ópticas ideadas por la individualidad para informarle sobre los temas que ha concebido, dramatizado, ensayado y actuado dentro de sí mismo.

“La criatura quedó sujeta a la vanidad” para poder hacerse consciente de la individualidad y sus funciones, ya que, con la conciencia de la individualidad y sus funciones puede actuar con un propósito; él puede tener una historia conscientemente autodeterminada. Sin conciencia, actúa inconscientemente y llora a un Dios objetivo para salvarlo de su propia creación.

“¡Oh Señor! ¿Hasta cuándo he de pedirte ayuda sin que tú me escuches?  ¿Hasta cuándo he de quejarme de la violencia sin que tú nos salves?”- Habacuc 1: 2 

Cuando el hombre descubre que la vida es una obra que él mismo escribe consciente o inconscientemente, dejará la ceguera y la autotortura de ejecutar juicios sobre los demás. En cambio, él reescribirá la obra para ajustarse a su ideal, ya que se dará cuenta de que todos los cambios en la obra, deben provenir de la cooperación de los “Cuatro Poderosos” dentro de sí mismo. Sólo ellos pueden alterar el guión y producir el cambio.  Todos los hombres y mujeres en su mundo son simplemente actores y son incapaces de cambiar su obra, del mismo modo que los actores tampoco pueden cambiar la imagen en la pantalla del cine.

El cambio deseado debe ser concebido, dramatizado, ensayado y actuado en el teatro de su mente. Cuando la cuarta función, la imaginación, ha completado su tarea de ensayar la versión revisada de la obra hasta que es natural, entonces se levantará la cortina sobre este mundo aparentemente sólido y los “Cuatro Poderosos” arrojarán una sombra de la verdadera obra en la pantalla del espacio. Hombres y mujeres actuarán automáticamente sus partes para lograr el cumplimiento del tema dramatizado. Los actores, a razón de sus varias partes en el drama del mundo, se vuelven relevantes para el tema dramatizado del individuo y, debido a su relevancia, son atraídos en su drama. Ellos jugarán sus partes, creyendo fielmente todo el tiempo, que ellos mismos fueron quienes iniciaron las partes que actúan. Esto lo hacen porque:

 “Tú, Padre, estás en mí, y yo en ti …  Yo en ellos, y tú en mí” – Juan 17:21, 23

Yo estoy involucrado en la humanidad. Somos Uno. Todos estamos jugando las cuatro partes del productor, autor, director y actor en el drama de la vida. Algunos de nosotros lo hacemos conscientemente, otros inconscientemente. Es necesario que lo hagamos conscientemente. Sólo de esta manera podemos estar seguros de un final perfecto para nuestra obra. Entonces comprenderemos por qué debemos tomar conciencia de las cuatro funciones del único Dios dentro nuestro, para que podemos tener la compañía de Dios como Sus Hijos.

“El hombre no debería quedarse como un hombre:

Su objetivo debería ser más alto.

Porque Dios sólo a dioses

Acepta como compañía”.

– Angelus Silesius

En enero de 1946, llevé a mi esposa y a mi pequeña hija a Barbados en las Indias Occidentales Británicas para pasar unas vacaciones. Sin saber que habría dificultades para obtener un pasaje de regreso, no reservé el nuestro antes de salir de Nueva York. A nuestra llegada a Barbados, descubrí que sólo había dos barcos  operando en las islas, uno de Boston y otro de Nueva York. Me dijeron que no había espacio disponible en ninguno de los barcos antes de septiembre. Como tenía compromisos en Nueva York la primera semana de mayo, puse mi nombre en la larga lista de espera para la navegación de abril.

Unos días más tarde, el barco de Nueva York estaba anclado en el puerto. Yo lo observé con mucho cuidado y decidí que este era el barco que deberíamos tomar. Regresé a mi hotel y determiné una acción interna que sería mía, si navegáramos en ese barco. Me senté en un sillón de mi habitación, para perderme en esta acción imaginativa.

En Barbados, tomamos una lancha a motor o un bote de remos hacia lo profundo en el puerto cuando nos embarcamos en un gran barco de vapor. Sabía que debía captar el sentimiento de que estábamos navegando en ese barco. Elegí la acción interior de salir del pequeño bote y subir por la pasarela del barco. La primera vez que lo intenté, mi atención vagó después de que llegué a la parte superior de la pasarela. Me traje de regreso e intenté una y otra vez. No recuerdo cuántas veces llevé a cabo esta acción en mi imaginación hasta que llegué a la cubierta y volví a mirar hacia el puerto con el sentimiento de una dulce tristeza al partir. Estaba feliz de regresar a mi casa en Nueva York, pero nostálgico al decir adiós a la hermosa isla, a nuestra familia y amigos. Recuerdo que en uno de mis muchos intentos de caminar por la pasarela en el sentimiento de que estaba navegando, me quedé dormido. Cuando desperté, realicé las actividades sociales habituales del día y de la noche.

A la mañana siguiente, recibí una llamada de la compañía de barcos solicitándome que fuera a su oficina y recogiera nuestros boletos para la navegación de abril. Tenía curiosidad por saber por qué Barbados había elegido recibir la cancelación y por qué yo, al final de una larga lista de espera, iba a tener la reserva, pero todo lo que el agente pudo decirme es que esa mañana se había recibido un cable desde Nueva York, ofreciendo un pasaje para tres. Yo no fui el primero al que llamó la agente, pero por razones que no pudo explicar, los que ella había llamado dijeron que ahora les parecía inconveniente navegar en abril. Navegamos el 20 de abril y llegamos a Nueva York la mañana del primero de mayo.

En la producción de mi obra – la navegación en un barco que me llevaría a Nueva York el primero de mayo – jugué los cuatro personajes más importantes de mi drama. Como productor, decidí navegar en un barco específico en un tiempo determinado. Interpretando el papel del autor, escribí el guión – yo visualicé la acción interna que se ajustaba a la acción externa que tomaría si mi deseo se realizara. Como director, ensayé yo mismo, el actor, en esa acción imaginaria de subir la pasarela hasta que esa acción se sintió completamente natural.  Hecho esto, los acontecimientos y las personas se movieron rápidamente para adaptarse, en el mundo exterior, a la obra que yo había construido y representado en mi imaginación.

“Vi el flujo de la visión mística

Y vive en hombres y bosques y arroyos.

Hasta que ya no pude conocer

La corriente de la vida de mis propios sueños “.

– George William Russell (AE)

Le conté esta historia a una audiencia mía en San Francisco y una señora del público me contó cómo inconscientemente había usado la misma técnica cuando era una niña. El episodio ocurrió en Nochebuena. Ella se sentía muy triste y cansada y con lástima por si misma. Su padre, a quien ella adoraba, había muerto repentinamente. No sólo sentía la pérdida en esta época de Navidad, sino que además la necesidad la había obligado a renunciar a sus planeados años de universidad e ir a trabajar. Esta lluviosa Nochebuena, ella se dirigía a su casa en un tranvía de San Diego. El tranvía estaba lleno de alegres conversaciones de jóvenes felices que iban a sus casas para las fiestas. Para esconder sus lágrimas de quienes estaba a su alrededor, ella se paró en la parte abierta adelante del carro y puso su cara hacia los cielos para mezclar sus lágrimas con la lluvia. Con sus ojos cerrados y sosteniendo firmemente la barandilla del auto, esto es lo que se dijo a sí misma: “Esta no es la sal de las lágrimas lo que yo saboreo, sino la sal del mar en el viento. Esto no es San Diego, este es el Pacífico Sur y estoy navegando hacia la Bahía de Samoa”. Y mirando hacia arriba, en su imaginación, ella construyó lo que ella imaginaba ser la Cruz del Sur. Ella se perdió en esta contemplación por lo que todo se desvaneció alrededor de ella.  De pronto ella estaba al final de la línea y en casa.

Dos semanas más tarde, recibió un mensaje de un abogado en Chicago que tenía tres mil dólares en bonos americanos para ella. Varios años antes, una tía suya había ido a Europa, con instrucciones de que estos bonos se entregaran a su sobrina si ella no regresaba a Estados Unidos. El abogado acababa de recibir la noticia de la muerte de la tía, y ahora estaba llevando a cabo sus instrucciones.

Un mes después, esta chica navegó hacia las islas del Pacífico Sur. Era de noche cuando ella entró en la Bahía de Samoa. Mirando hacia abajo, pudo ver la espuma blanca como un “hueso en la boca de la dama” mientras el barco surcaba las olas y traía la sal del mar al viento. Un oficial de turno le dijo: “Ahí está la Cruz del Sur”, y mirando hacia arriba, vio la Cruz del Sur como ella lo había imaginado.

En los años intermedios, tuvo muchas oportunidades de usar su imaginación de manera constructiva, pero como lo había hecho inconscientemente, no se daba cuenta de que había una Ley detrás de todo. Ahora que comprende, ella también está desempeñando conscientemente sus cuatro papeles principales en el drama diario de su vida, produciendo obras para el bien de los demás y de ella misma.

“Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestiduras e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo ”  -Juan 19:23

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