Autorendirse es esencial y esto significa la confesión de imposibilidad personal.
“Yo no puedo hacer nada por mí mismo”. [Juan 5:30]
Ya que la creación ha sido terminada, es imposible forzar a que algo sea. El ejemplo del magnetismo dado previamente es una buena ilustración. Tú no puedes crear magnetismo; sólo puede ser exhibido. Tú no puedes crear la ley del magnetismo. Si quieres construir un imán, sólo podrás hacerlo de acuerdo a la ley del magnetismo. En otras palabras, te rindes o cedes a la ley.
De la misma manera, cuando utilizas la facultad de la asunción, te estás amoldando a una ley tan real como la ley que gobierna el magnetismo. Tú no puedes crear ni cambiar la ley de la asunción.
Es en este aspecto que tú eres impotente. Tú sólo puedes ceder o amoldarte y dado a que todas tus experiencias son el resultado de tus asunciones (conscientes o inconscientes) el valor de utilizar conscientemente el poder de la asunción seguramente debe ser muy obvio.
Identifícate voluntariamente con aquello que más deseas, sabiendo que encontrará expresión en ti. Cede al sentimiento del deseo cumplido y se consumido como su víctima, luego elévate como el profeta de la ley de asunción.