Habitar en el Interior

“Dios mío, escuché este día, que nadie construye una habitación majestuosa, sino aquel que pretende habitar allí adentro. ¿Qué casa más majestuosa ha habido o puede haber, que el Hombre? A cuya creación todas las cosas están en decadencia. “- George Herbert

Desearía que fuera cierto para los nobles sueños del individuo, pero desafortunadamente la falla común es: construcción perpetua y ocupación diferida. Para qué “construir una habitación majestuosa” a menos que pretendas “habitar allí” ¿Por qué construir una casa de ensueño y no “habitar en ella”?  

Este es el secreto de aquellos que se recuestan en la cama despiertos mientras sueñan cosas reales. Ellos saben cómo vivir en sus sueños hasta que, de hecho, hacen exactamente eso. Por medio de un ensueño controlado, el individuo puede predeterminar su futuro. Esa actividad imaginaria – de vivir en el sentimiento del deseo cumplido – lo lleva a través de un puente de incidentes hacia el cumplimiento del sueño. Si vivimos en el sueño – pensando desde ello y no en ello – entonces el poder creativo de la imaginación responderá a nuestra aventurera fantasía, y el deseo cumplido irrumpirá en nosotros y nos tomará por sorpresa.

El individuo es toda imaginación; por lo tanto, él debe estar donde está en la imaginación, porque su imaginación es él mismo. Lo más importante es comprender que la imaginación no es algo vinculado a los sentidos o encerrado dentro del límite espacial del cuerpo. Aunque el individuo se mueve en el espacio por el movimiento de su cuerpo físico, no necesita estar tan restringido. Él puede moverse por un cambio en lo que él es consciente. Por más real que sea la escena en la que descansa la vista, él puede mirar hacia una que nunca antes había presenciado.  Él siempre puede eliminar la montaña si altera su concepto de lo que debería ser la vida. Esta capacidad de moverse mentalmente de las cosas tal como son hacia las cosas como deberían ser, es uno de los descubrimientos más importantes que el individuo puede hacer. Lo revela como un centro de imaginación con poderes de intervención que le permiten alterar el curso de los eventos observados, pasar de éxito en éxito a través de una serie de transformaciones mentales de la naturaleza, de los demás y de él mismo.

Durante muchos años, un médico y su esposa “soñaron” con su “majestuosa morada”, pero no la manifestaron sino hasta que vivieron imaginativamente en ella. Aquí está su historia:

“Hace unos quince años, la Sra. M. y yo compramos un terreno en el que construimos un edificio de dos pisos que albergaba nuestra oficina y nuestra vivienda. Dejamos un amplio espacio en el terreno para un edificio de apartamentos, para cuando nuestras finanzas lo permitieran. Todos esos años estuvimos ocupados pagando nuestra hipoteca, y al final de ese tiempo, no teníamos dinero para el edificio adicional – el cual todavía deseábamos mucho. Era cierto que teníamos una amplia cuenta de ahorro, lo que significaba seguridad para nuestro negocio, pero usar cualquier parte de esto para un nuevo edificio, era poner en peligro esa seguridad.

Pero ahora tu enseñanza despertó un nuevo concepto, diciéndonos abiertamente que podríamos tener lo que más deseábamos a través del uso controlado de nuestra imaginación y que manifestar un deseo se hacía más convincente ‘sin dinero’. Decidimos ponerlo a prueba, olvidarnos del dinero y concentrar nuestra atención en lo que más deseábamos en este mundo – el nuevo edificio de apartamentos.

Con este principio en mente, construimos mentalmente el nuevo edificio como queríamos, de hecho, dibujamos los planos físicos para poder formular mejor nuestra imagen mental de la estructura completa. Nunca nos olvidamos pensar desde el final (en nuestro caso, el edificio terminado y ocupado) hicimos muchos viajes imaginativos a través de nuestro edificio, alquilando las unidades a inquilinos imaginarios, examinando en detalle cada habitación y disfrutando del sentimiento de orgullo cuando nuestros amigos nos felicitaban por la excepcional planificación. Trajimos a nuestra escena imaginaria a una amiga en particular (la llamaré la Sra. X) una dama que no habíamos visto por algún tiempo, ya que ella nos había ‘marginado’ socialmente, creyéndonos un poco peculiares por nuestra nueva forma de pensar. En nuestra escena imaginaria la llevamos por el edificio y le preguntamos si le gustaba. Escuchando su voz claramente, le hicimos responder: “Doctor, me perece hermoso”.  

Un día, mientras hablábamos de nuestro edificio, mi esposa mencionó a un contratista que había construido varios edificios de apartamentos en nuestro vecindario. Solo lo conocíamos por el nombre que aparecía en los carteles adyacentes a los edificios en construcción. No obstante, al darnos cuenta de que, si viviéramos en el final, no estaríamos buscando un contratista, de inmediato olvidamos ese punto. Continuando estos períodos de imaginación diaria durante varias semanas, ambos sentimos que ahora estábamos ‘fusionados’ con nuestro deseo y habíamos tenido éxito viviendo en el final.

Un día, un desconocido entró en nuestra oficina y se identificó como el contratista cuyo nombre mi esposa había mencionado semanas antes. En tono de disculpa, dijo: “No sé por qué me detuve aquí. Normalmente no voy a ver a la gente, sino que la gente viene a verme”. Explicó que pasaba por nuestra oficina a menudo y se había preguntado por qué no había un edificio de apartamentos en el terreno de la esquina. Le aseguramos que nos gustaría mucho tener ese tipo de edificio allí, pero que no teníamos dinero para poner en el proyecto, ni siquiera los pocos cientos de dólares que se requerían para los planos.

Nuestra respuesta negativa no le molestó y, aparentemente como obligado, comenzó a idear formas y medios para llevar a cabo el trabajo no solicitado y no alentado por nosotros.  Olvidando el incidente, nos sorprendimos bastante cuando, unos días después, este hombre llamó informándonos que los planos estaban completos y que el edificio propuesto nos costaría treinta mil dólares. Le agradecimos cortésmente y no hicimos absolutamente nada. Nosotros sabíamos que habíamos estado viviendo imaginativamente en el ‘final’ de un edificio terminado y que la imaginación ensamblaría ese edificio perfectamente sin ninguna asistencia externa de nuestra parte. Entonces, no nos sorprendió cuando el contratista volvió a llamar al día siguiente para decir que había encontrado un conjunto de planos en sus archivos que se ajustaban perfectamente a nuestras necesidades con pocas alteraciones. Según nos informaron, esto nos ahorraría los honorarios del arquitecto por los nuevos planos. Le agradecimos nuevamente y no hicimos nada.

Los pensadores lógicos insistirían en que tal respuesta negativa de potenciales clientes terminaría por completo el asunto. En cambio, dos días después, el contratista volvió a llamar con la noticia de que había localizado una compañía financiera dispuesta a cubrir el préstamo necesario con la excepción de unos pocos miles de dólares. Suena increíble, pero, aun así, seguimos sin hacer nada. Porque – recuerda – para nosotros este edificio estaba terminado y alquilado, y en nuestra imaginación no habíamos invertido ni un centavo en su construcción.

El resto de esta historia parece una continuación de ‘Alicia en el país de las maravillas’ porque el contratista vino a nuestra oficina al día siguiente y, como si nos obsequiara un regalo, dijo: “Ustedes van a tener ese nuevo edificio de todos modos. He decidido financiar el saldo del préstamo yo mismo. Si esto es aceptable, haré que mi abogado redacte los papeles y ustedes pueden pagarme con las ganancias netas de los alquileres”.  

¡Esta vez sí hicimos algo! Firmamos los papeles y la construcción comenzó inmediatamente. La mayoría de los apartamentos se alquilaron antes de la finalización y todos, menos uno, se ocuparon el día de la finalización. Estábamos tan emocionados por los eventos aparentemente milagrosos de los últimos meses que por un tiempo no entendimos esta aparente ‘falla’ en nuestro cuadro imaginario. Pero sabiendo lo que ya habíamos logrado a través del poder de la imaginación, inmediatamente concebimos otra escena imaginaria y en ella, esta vez, en lugar de mostrar el departamento y escuchar las palabras “lo tomaremos”, nosotros mismos en la imaginación visitamos a los inquilinos quienes ya se habían mudado a ese apartamento. Les permitimos que nos llevaran a través de las habitaciones y escuchamos sus comentarios de placer y satisfacción. Tres días más tarde ese apartamento fue alquilado.

Nuestro drama imaginario original se había manifestado en todos los detalles excepto uno, y ese se hizo realidad cuando un mes después nuestra amiga, la Sra. X, nos sorprendió con una visita largamente postergada, expresando su deseo de ver nuestro nuevo edificio. Con mucho gusto la guiamos por el lugar y al final de la visita la escuchamos decir la línea que habíamos oído en nuestra imaginación muchas semanas antes, como con énfasis en cada palabra, ella dijo: “Doctor, creo que es hermoso”.  

Nuestro sueño de quince años se realizó. Y ahora sabemos que podría haber sido realizado en cualquier momento durante esos quince años, si hubiéramos conocido el secreto de imaginar y cómo vivir en el final del deseo. Pero ahora se realizó – nuestro gran deseo fue manifestado. Y no pusimos ni un centavo de nuestro propio dinero en ello”. – Dr. M.

A través de un sueño – un controlado sueño despierto- el Doctor y su esposa crearon la realidad.  Aprendieron a vivir en la casa de sus sueños como, de hecho, lo hacen ahora. Aunque aparentemente la ayuda provino de afuera, en última instancia, el curso de los acontecimientos fue determinado por la actividad imaginaria del Doctor y su esposa. Los participantes fueron atraídos a su drama imaginario porque era necesario que ellos estuvieran ahí. Su estructura imaginaria lo exigía.

“Todas las cosas por una ley divina se mezclan una con la otra”. (La Filosofía del Amor, Percy Bysshe Shelley).

La siguiente historia ilustra la forma en que una mujer preparó su “majestuosa morada” imaginativamente durmiendo en ella o “viviendo en ella”.

“Hace unos meses, mi esposo decidió poner en venta nuestra casa. El motivo principal para mudarnos, el cual ya habíamos discutido muchas veces, era encontrar una casa lo suficientemente grande para nosotros dos, mi madre y mi tía, además de diez gatos, tres perros y un periquito. Lo creas o no, la mudanza contemplada fue idea de mi esposo, ya que él amaba a mi madre y a mi tía y decía que, de todos modos, yo estaba en su casa la mayor parte del tiempo. Entonces, ¿por qué no vivir todos juntos y pagar una sola factura de impuestos? Me gustó muchísimo la idea, pero sabía que esta nueva casa tendría que ser algo muy especial en tamaño, ubicación y disposición, ya que yo insistí en la privacidad para todos los interesados.

En ese momento, yo estaba indecisa sobre si vender nuestra casa actual o no, pero no discutí porque, por mi experiencia pasada con la imaginación, sabía muy bien que nuestra casa no se vendería hasta que yo dejara de ‘dormir’ en ella. Después de dos meses, y cuatro o cinco agentes de bienes raíces, mi esposo se había dado por vencido en la venta de nuestra casa y también los agentes. En ese momento me convencí de que ahora quería el cambio, así que, durante cuatro noches, en mi imaginación, me fui a dormir en el tipo de casa que me gustaría tener. El quinto día, mi esposo tenía una cita en la casa de un amigo y mientras estaba allí, conoció a alguien que ‘casualmente’ estaba buscando una casa en las colinas. Por supuesto, lo trajeron rápidamente a ver nuestra casa, por la que caminó una vez y dijo: “La compraré”. Esto no nos hizo muy populares entre los agentes, pero eso no me importaba porque estaba feliz de mantener la comisión del corredor en la familia. Nos mudamos dentro de diez días y nos quedamos con mi madre mientras buscábamos nuestra nueva casa.

Enumeramos nuestros requisitos a cada agente en ‘Sunset Strip’ solamente (porque yo no me mudaría fuera del área) y cada uno de ellos, sin excepción, nos dijo que estábamos locos; que era completamente imposible encontrar una casa antigua de estilo inglés, con dos salas de estar separadas, apartamentos separados, una biblioteca y construida en una loma plana con suficiente terreno para cercar los perros grandes, y ubicada en un área en particular. Cuando les dijimos el precio que pagaríamos por esta casa, parecían apenados.  

Yo les dije que eso no era todo lo que queríamos. Queríamos paneles de madera en toda la casa, una gran chimenea, una vista magnífica y aislada, sin vecinos cerca, por favor. En este punto, la agente se rio, asegurándome que no existía tal casa, pero que, si existiera, costaría cinco veces de lo que estábamos dispuestos a pagar. Sin embargo, yo sabía que existía tal casa, porque en mi imaginación había estado durmiendo en ella, y si yo soy mi imaginación, entonces, yo había estado durmiendo en ella.  

Para la segunda semana, habíamos agotado cinco oficinas de bienes raíces, y el señor de la sexta oficina ya estaba mirando un poco serio, cuando uno de sus compañeros, que no había hablado hasta entonces, dijo: “¿Por qué no les muestra el lugar de la calle King?”

Un tercer compañero en la oficina comenzó a reír y dijo: “Esa propiedad ni siquiera está en la lista. Además, la anciana te echaría de la propiedad. Ella tiene dos acres allí, y tú sabes que no lo dividirá”.

Bueno, yo no sabía lo que ella no dividiría, pero mi interés se había despertado por el nombre de la calle, ya que me gustaba mucho esa área en particular. Así que pregunté por qué no íbamos a ver de todos modos, solo por diversión. Conducimos por la calle y salimos a un camino privado. Nos acercamos a una gran casa de dos pisos construida con madera roja y ladrillo, de apariencia inglesa, rodeada de árboles altos y asentada sola y distante en su propia loma, con vistas a la ciudad desde todas sus muchas ventanas. Sentí una peculiar emoción mientras caminábamos hacia la puerta principal y fuimos recibidos por una mujer encantadora que amablemente nos invitó a entrar.

Creo que no respiré durante los dos minutos siguientes, porque había entrado en la habitación más maravillosa que jamás había visto. Las sólidas paredes de madera roja y el ladrillo de una gran chimenea se elevaban a una altura de seis metros y terminaban en un techo arqueado unido por enormes vigas de madera roja. La habitación estaba directamente sacada de Dickens y casi podía escuchar villancicos de navidad en el balcón del comedor de arriba que daba a la sala de estar. Una gran ventana catedral permitía ver el cielo, las montañas y la ciudad a lo lejos, y las hermosas y antiguas paredes de madera roja brillaban a la luz del sol. Nos mostraron un espacioso apartamento en el piso inferior con una biblioteca, entrada independiente y patio separado. Dos escaleras conducían hacia arriba a un largo pasillo que se abría hacia dos dormitorios y baños separados, y al final del pasillo había – Sí – una segunda sala de estar, que daba a un segundo patio protegido por árboles y cercas de madera roja.

Construida en dos acres de hermosos jardines, comencé a entender lo que el agente había querido decir con “ella no lo dividiría” porque en un acre había una gran piscina y un espacio con cobertizo, completamente separados de la casa principal, pero indudablemente pertenecían a ella. De hecho, parecía ser una situación imposible, ya que no queríamos dos acres de propiedad con altos impuestos, más una piscina a una cuadra de distancia de la casa.

Antes de irnos, caminé por esa magnífica sala de estar, subiendo una vez más las escaleras hasta el balcón del comedor. Me volví y, mirando hacia abajo, vi a mi marido de pie junto a la chimenea, pipa en mano, con una expresión de perfecta satisfacción en su rostro. Puse mis manos en la barandilla del balcón y lo observé por un momento.

Cuando regresamos a la oficina, los tres agentes estaban listos para irse, pero mi esposo los detuvo diciendo: “Hagámosle una oferta de todos modos. Tal vez ella dividirá la propiedad. ¿Qué podemos perder?” Uno de los agentes salió de la oficina sin decir una palabra. Otro dijo: “La idea es ridícula”. Y el agente con el que hablamos originalmente, dijo: “Olvídenlo. Es un sueño imposible”.

Mi esposo no se molesta fácilmente pero cuando lo hace, no hay criatura más obstinada en la tierra. Y ahora él estaba molesto. Se sentó, golpeó su mano contra un escritorio y rugió: “Es su negocio presentar ofertas ¿no es así?” Ellos estuvieron de acuerdo en que esto era así y finalmente prometieron presentar nuestra oferta en la propiedad.

Nos fuimos y esa noche, en mi imaginación, me paré en el balcón del comedor y miré a mi esposo de pie junto a la chimenea. Él me miró y dijo: “Bueno, cariño, ¿te gusta nuestro nuevo hogar?” Yo respondí: “Me encanta”. Continué viendo esa hermosa habitación y mi esposo en ella y “sentí” la barandilla del balcón agarrada en mis manos hasta que me dormí.

Al día siguiente, mientras cenábamos en la casa de mi madre, sonó el teléfono y el agente, con voz incrédula, me informó que acabábamos de comprar una casa. La propietaria había dividido la propiedad por la mitad, dándonos la casa y el acre en el que se encontraba por el precio que ofrecimos” … J.R.B.

“Los soñadores a menudo se recuestan en la cama despiertos, mientras sueñan cosas verdaderas”. Uno debe adoptar ya sea el camino de la imaginación o el camino de los sentidos. No es posible la neutralidad. “El que no está conmigo, está contra mí”. Cuando el individuo finalmente se identifica con su imaginación y ya no con sus sentidos, por fin ha descubierto la esencia de la realidad.

A menudo he sido advertido por los autodenominados “realistas”, que el individuo nunca realizará su sueño simplemente imaginando que ya está aquí. Sin embargo, él sí puede realizar su sueño simplemente imaginando que ya está aquí. Eso es exactamente lo que prueba esta colección de historias. Si las personas tan solo estuvieran preparadas para vivir imaginativamente en el sentimiento del deseo cumplido, avanzando confiadamente en su controlado ensueño, entonces el poder de la imaginación respondería a su aventurera fantasía y el deseo cumplido irrumpiría sobre ellos y los sorprendería.    

Nada es más maravilloso que las cosas que le suceden diariamente al individuo con una imaginación lo suficientemente despierta como para reconocer sus maravillas.  Observa tus actividades imaginarias. Imagina lo mejor que puedas y crea un mundo mejor para ti y para los demás. Vive como si el deseo hubiera llegado, aunque aún no haya llegado, y acortarás el período de espera. El mundo es imaginario, no mecánico. No es el destino ciego el que determina el curso de la historia sino, los actos imaginarios.  


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