El Alfarero

“Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Entonces descendí a casa del alfarero, y he aquí, estaba allí haciendo un trabajo sobre la rueda. Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla ” [ Jeremías 18: 2-4]

La palabra traducida Alfarero significa imaginación. Del material que otros habrían desechado como inútil, una imaginación despierta lo modifica como debería ser.

“Señor, tú eres nuestro padre, nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros” (Isaías 64: 8)

Esta concepción de la creación como una obra de la imaginación, y el Señor nuestro Padre como nuestra imaginación, nos llevará más lejos en el misterio de la creación que cualquier otra guía. La única razón por la cual las personas no creen en esta identidad de Dios y la imaginación humana, es que no están dispuestos a asumir la responsabilidad de su terrible mal uso de la imaginación. La imaginación divina ha descendido al nivel de la imaginación humana, para que la imaginación humana pueda ascender a la imaginación divina. En el salmo octavo se dice que el hombre fue hecho un poco menor que Dios, no un poco menor que los ángeles, como erróneamente lo traduce la versión King James. Los ángeles son las disposiciones emocionales del individuo y, por lo tanto, son su sirviente y no su superior, como nos dice el autor de Hebreos.  

La imaginación es el verdadero ser y es Uno con Dios. La imaginación crea, conserva y transforma. La imaginación es radicalmente creativa cuando desaparece toda actividad imaginativa basada en la memoria. La imaginación es conservadora cuando su actividad imaginaria se alimenta con imágenes suministradas principalmente por la memoria. La imaginación es transformadora cuando varía un tema ya existente, cuando mentalmente altera un hecho de la vida, cuando deja fuera el hecho de la experiencia recordada o pone algo en su lugar, si eso perturbaba la armonía que deseada.  

A través del uso de su imaginación, esta talentosa joven artista ha hecho de su sueño una realidad.  

«Desde que entré en el campo del arte, he disfrutado haciendo bocetos y pinturas para habitaciones infantiles. Sin embargo, había sido desanimada por asesores y amigos que tenían mucha más experiencia que yo en el ‘campo’. Les gustaba mi trabajo, admiraban mi talento, pero decían que no obtendría reconocimiento ni salario por este tipo de trabajo.  De alguna manera, siempre sentí que lo haría, pero ¿cómo? Entonces, el otoño pasado, escuché tus conferencias y leí tus libros, y decidí dejar que mi imaginación creara la realidad que yo deseaba. Esto es lo que hice diariamente: Me imaginé que estaba en una galería – había mucha expectación sobre mí – en las paredes estaba mi arte, solo lo mío (una exposición unipersonal) y vi estrellas rojas en muchas de mis pinturas. Esto indicaba que habían sido vendidas.  

Esto es lo que sucedió: justo antes de Navidad hice un móvil para una amiga que, a su vez, se lo mostró a un amigo suyo que es dueño de una tienda de importación de arte en Pasadena. Él expresó su deseo por conocerme, así que tomé algunas muestras de mi trabajo. Cuando miró la primera pintura dijo que le gustaría ofrecerme ‘una exposición unipersonal’ en primavera.

La noche de la inauguración, el 17 de abril, un decorador de interiores que vino le gustó mi trabajo, y me encargó hacer un collage para la habitación de un niño pequeño, que aparecerá en la edición de septiembre de ‘Good Housekeeping’ como la ‘Casa del Año’ de 1961.  Más tarde, durante la presentación, otro decorador vino y admiró mucho mi trabajo, él me preguntó si podría organizarme una reunión con los decoradores de interiores “correctos” y con los “correctos” propietarios de galerías, quienes podían comprar y mostrar mi trabajo debidamente. Por cierto, la exposición fue un éxito financiero tanto para el propietario de la galería como para mí.

Lo interesante de esto es que, aparentemente, estos tres hombres vinieron a mí ‘de la nada.’ Ciertamente yo no hice ningún esfuerzo durante el tiempo de mi ‘imaginación’ para contactar con nadie; pero ahora estoy recibiendo reconocimiento y tengo un mercado para mi trabajo. Y ahora sé, sin lugar a dudas, que no hay un ‘No’ cuando se aplica seriamente este principio de que imaginar crea la realidad» … G.L.  

Ella probó al alfarero y demostró su creatividad en el desempeño. Solo la mente indolente fallaría en hacer frente a este desafío. Pablo dice: “El espíritu de Dios mora en ti” ahora, “Pónganse a prueba para ver si están en la fe. Examínense a sí mismos. ¿O no reconocen que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba? Más espero que reconocerán que nosotros no estamos reprobados. (2 Corintios 13: 5-6).

Si “todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”, no debería ser difícil probarse a sí mismo para descubrir quién es este creador en sí mismo. La prueba demostrará al individuo que su imaginación es la única “que da vida a los muertos y llama las cosas que no son, como si fuesen”. (Romanos 4:17) La presencia del alfarero en nosotros se deduce de lo que él hace allí. No podemos verlo allí como uno que no somos nosotros mismos. La naturaleza del alfarero – Jesucristo – es crear y no hay creación sin él.

Cada historia registrada en este libro, es la prueba que Pablo pidió a los Corintios que hicieran. Dios realmente y verdaderamente existe en el individuo, en cada ser humano. Dios enteramente se convierte en nosotros. Él no es nuestra virtud, sino nuestro Ser Real, nuestra Imaginación.   

Las siguientes ilustraciones del mundo mineral pueden ayudarnos a ver cómo la Imaginación Suprema y la imaginación humana pueden ser el mismo poder y, sin embargo, ser enormemente diferentes en su creatividad:

El diamante es el mineral más duro del mundo. El Grafito, utilizado en los lápices de ‘plomo’, es uno de los más suaves. Sin embargo, ambos minerales son carbono puro. La vasta diferencia en las propiedades de las dos formas de carbono, se cree que es causada por una disposición diferente de los átomos de carbono. Pero ya sea que la diferencia es producida por una disposición diferente de los átomos de carbono o no, todos están de acuerdo en que el diamante y el grafito son una sustancia: carbono puro.

El propósito de la vida es la realización creativa del deseo. El individuo, carente de deseo, no podría existir de manera eficiente en un mundo de continuos problemas que requieren continuas soluciones. Un deseo es la conciencia de algo que nos falta o necesitamos para hacer que la vida sea más placentera.  Los deseos siempre tienen alguna ganancia personal a la vista. Cuanto mayor sea la ganancia anticipada, más intenso será el deseo. No hay deseo realmente desinteresado. Incluso cuando nuestro deseo es para otro, aun así, estamos buscando satisfacer el deseo. Para alcanzar nuestro deseo, debemos imaginar escenas que impliquen su realización y representar la escena en nuestra imaginación, momentáneamente, con una alegría suficientemente sentida dentro de sus límites para hacerlo natural. Es como una niña disfrazada y jugando a ser “reina”. Debemos imaginar que somos lo que nos gustaría ser. Debemos actuarlo en la imaginación primero, no como espectador, sino como un actor.

Esta dama jugó imaginativamente a la “Reina” al estar donde quería estar en su imaginación. Ella fue la verdadera actriz en este teatro.

«Mi deseo era asistir a una actuación de un famoso pantomimo, actualmente presentándose en uno de los teatros más grandes de nuestra ciudad. Debido a la naturaleza detallista de este arte, quería ubicarme en los asientos de orquesta; pero no tenía ni siquiera para el precio de un boleto de balcón.  La noche que decidí tener este placer para mí, en mi imaginación, me quedé dormida viendo al maravilloso artista. En mi acto imaginario me senté en un asiento-central de orquesta, escuché los aplausos cuando se levantó el telón y el artista salió al escenario, realmente sentí la intensa emoción de esta experiencia.

Al día siguiente, el día de la actuación, mi situación financiera no había cambiado. Tenía exactamente un dólar y treinta y siete centavos en mi cartera. Yo sabía que debía usar el dólar para comprar gasolina para mi auto, lo cual me dejaría con treinta y siete centavos, pero también sabía que me había dormido fielmente en el sentimiento de estar en esa actuación, así que me vestí para el teatro. Mientras cambiaba los artículos de un bolso a otro, encontré un billete de un dólar, más cuarenta y cinco centavos escondidos en el bolsillo de mi “poco utilizada” cartera de ópera. Sonreí para mí misma, dándome cuenta de que había obtenido el dinero para la gasolina; así también obtendría el saldo de mi boleto para el teatro.  Alegremente terminé de vestirme y salí para el teatro.  

De pie frente a la ventanilla, mi confianza disminuyó mientras miraba los precios y vi, tres con setenta-y-cinco para asientos de orquesta. Con una sensación de consternación me di vuelta rápidamente y caminé por la calle hacia una cafetería para tomar una taza de té. Había gastado dieciséis centavos en mi té, antes de recordar haber visto el precio de los asientos de balcón en la lista de la ventanilla. A toda prisa, conté mi cambio y descubrí que me quedaban un dólar sesenta y seis centavos. Corriendo de regreso al teatro, compré el asiento más barato disponible que me costó un dólar y cincuenta y cinco centavos. Con una moneda de diez centavos en mi bolso, pasé por la entrada y el acomodador cortó mi boleto por la mitad diciendo: “Arriba, a la izquierda, por favor”. La actuación estaba a punto de comenzar, pero ignorando las instrucciones del acomodador, entré al baño de damas del piso principal. Todavía decidida a sentarme en la sección de orquesta, me senté, cerré los ojos y mantuve mi ‘visión’ interior fija en el escenario desde la dirección de la orquesta. En ese momento, un grupo de mujeres entró en el baño, todas hablando a la vez, pero yo solo escuché una conversación de una mujer hablando a su compañera, que le decía: “Pero esperé y esperé hasta el último momento. Entonces ella llamó y dijo que no podía venir. Yo habría regalado su boleto, pero ya es demasiado tarde. Sin darme cuenta, le di al acomodador ambas entradas y él las partió por la mitad antes de que pudiera detenerlo”. Casi me reí en voz alta. Levantándome, me acerqué a esta señora y le pregunte si podría usar el boleto adicional que tenía, en lugar del asiento de balcón que yo había comprado. Ella fue encantadora y amablemente me invitó a acompañarla. El boleto que ella me entregó era la sección de orquesta, asiento central, a seis filas del escenario. Me senté en ese asiento solo momentos antes de que se levantara el telón en una actuación que había presenciado la noche anterior desde ese asiento, en mi imaginación» … J.R.  

 En realidad, debemos Ser en la imaginación. Una cosa es pensar en el final y otra es pensar desde el final. Pensar desde el final, representar el final, es crear la realidad. Las acciones internas deben corresponder a las acciones que realizaríamos físicamente si las cosas fueran como deberían ser. Para vivir sabiamente, debemos ser conscientes de nuestra actividad imaginaria y observar que esté formando fielmente el final que deseamos. El mundo es arcilla; nuestra imaginación es el alfarero. Siempre debemos imaginar fines que sean valiosos o que prometan bien. “El que desea, pero no actúa, engendra la peste”. Lo que se hace, fluye de lo que se imagina. Las formas exteriores revelan las imaginaciones del individuo.

«Dirijo un pequeño negocio, de propiedad exclusiva, y hace unos años parecía que mi empresa terminaría en el fracaso. Durante algunos meses, las ventas habían estado cayendo constantemente, hasta que me encontré en un atasco financiero, junto con miles de otros pequeños empresarios, ya que este período abarcó una de las pequeñas recesiones de nuestro país. Yo estaba muy endeudado y necesitaba al menos tres mil dólares casi de inmediato. Mis auditores me recomendaron cerrar mis puertas e intentar salvar lo que pudiera. En lugar de eso, me dirigí a mi imaginación. Conocía tu enseñanza, pero nunca había intentado resolver ningún problema de esta manera. Francamente, era escéptico sobre toda esa idea de que la imaginación puede crear la realidad, pero también estaba desesperado; y la desesperación me obligó a poner a prueba tu enseñanza. Yo imaginé mi oficina recibiendo inesperadamente cuatro mil dólares en pago. Este dinero tendría que venir de nuevos pedidos ya que mis cuentas por cobrar eran prácticamente inexistentes, pero esto parecía inverosímil ya que no había recibido tanto en ventas durante los últimos cuatro meses o más. Sin embargo, durante tres días mantuve constantemente mi visión imaginaria de recibir esa cantidad de dinero ante mí.

A primera hora de la cuarta mañana, un cliente del cual no había tenido noticias en meses, me llamó por teléfono pidiéndome que fuera a verlo personalmente. Tenía que llevar una cotización que le había dado anteriormente por una maquinaria que necesitaba para su fábrica. La cotización había sido hecha meses atrás, pero la saqué de mis archivos y no perdí tiempo en llegar a su oficina ese mismo día. Anoté la orden, la cual él firmó, pero en la transacción no vi ninguna ayuda inmediata para mí, ya que el equipo que él quería demoraba entre cuatro a seis meses para la entrega de la fábrica y, por supuesto, mi cliente no tenía que pagar por ello hasta el momento de la entrega.

Le agradecí la orden y me levanté para irme. Él me detuvo en la puerta y me entregó un cheque por poco más de cuatro mil dólares, diciendo: “Quiero pagar ahora, por adelantado – para fines fiscales, ya sabes. ¿No te importa?” – “No, no me importa”, respondí. En el momento en que tomé ese cheque en mis manos, me di cuenta de lo que había sucedido. En tres días mi acto imaginario había hecho por mí lo que no había podido hacer en meses de desesperados problemas financieros. Ahora sé que esa imaginación podría haber traído cuarenta mil dólares a mi negocio tan fácilmente como cuatro mil» … L.N.C. “Oh Señor, tú eres nuestro padre, nosotros el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros”



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