Cómo Usar tu Imaginación

Neville 1955.

El propósito de esta enseñanza es mostrarte cómo usar tu imaginación para lograr cada uno de tus deseos. La mayoría de las personas están totalmente inconscientes del poder creativo de la imaginación e invariablemente se inclinan ante los dictados de los “hechos” y aceptan la vida sobre la base del mundo externo. Pero cuando tú descubres este poder creativo dentro de ti mismo, audazmente afirmarás la supremacía de la imaginación y pondrás todas las cosas al sometimiento de ella.

Cuando una persona habla de Dios-en-el-hombre, es totalmente inconsciente que este poder llamado Dios en el hombre es la imaginación del hombre. Este es el poder creativo en el hombre. No hay nada bajo el cielo que sea tan moldeable, como la arcilla del alfarero, al toque modelador del espíritu de la imaginación.    

Una vez un hombre me dijo: “Sabes, Neville, me encanta oírte hablar sobre la imaginación, pero cuando yo lo hago, invariablemente toco la silla con mis dedos y empujo mis pies en la alfombra sólo para mantener mi sentido de la realidad y la profundidad de las cosas.” Bueno, indudablemente él está aún tocando la silla con sus dedos y empujando sus pies en la alfombra.

Bueno, déjenme contarles de otra persona que no tocó con sus dedos ni empujó su pie sobre la plataforma del tranvía. Es la historia de una chica joven que acababa de cumplir los diecisiete. Era víspera de Navidad y ella tenía el corazón triste, pues ese año había perdido a su padre en un accidente y regresaba a lo que parecía ser una casa vacía. No tenía preparación para hacer nada, así que consiguió un trabajo de camarera. Esa noche era bastante tarde, víspera de Navidad, estaba lloviendo, el tranvía estaba lleno de chicos y chicas regresando a casa por sus vacaciones de Navidad y ella no pudo contener las lágrimas.

Afortunadamente para ella, como dije, estaba lloviendo, de modo que levantó su cara a los cielos para mezclar sus lágrimas con la lluvia. Y luego, sosteniendo la baranda del tranvía, esto es lo que ella dijo: “Esto no es lluvia, esto es rocío del océano; y esta no es la sal de las lágrimas lo que saboreo, es la sal del mar en el viento; y esto no es San Francisco, es un barco y estoy entrando en la bahía de Samoa.” Y ahí ella sintió la realidad de todo lo que había imaginado. Entonces llegó el final del viaje y todos salieron.

Diez días después esta chica recibió una carta de una firma de Chicago diciendo que su tía, varios años antes cuando navegó hacia Europa, depositó tres mil dólares con instrucciones de que, si ella no volvía a América, este dinero le debía ser entregado a su sobrina. Ellos acababan de recibir información sobre la muerte de la tía y estaban ahora actuando según sus instrucciones. Un mes después esta chica zarpó para Samoa.

Cuando entraba en la bahía era tarde esa noche y había sal del mar en el viento. No estaba lloviendo, pero había rocío en el aire. Y sintió realmente lo que había sentido un mes antes, sólo que esta vez ella había realizado su objetivo.

Ahora, todo este registro es técnica. Yo quiero mostrarte hoy cómo poner tu maravillosa imaginación justo en el sentimiento de tu deseo cumplido y dejarla que permanezca ahí y caer dormido en ese estado. Y yo te prometo, por mi propia experiencia, que realizarás el estado en el que duermes – si puedes efectivamente sentirte justo en la situación de tu deseo cumplido y continuar en ella hasta que te quedes dormido. Cuando te sientas justo en ella, permanece ahí hasta que le des todos los matices de la realidad, hasta que le des toda la vivacidad sensorial de la realidad. Mientras lo haces, en ese estado, tranquilamente quédate dormido. Y de una manera que nunca sabrás – tú nunca podrías concebir conscientemente los medios que se emplearían – te encontrarás moviéndote a través de una serie de acontecimientos que te llevarán hacia la realización objetiva de este estado.  

Ahora, aquí una técnica práctica: Lo primero que haces es saber exactamente qué quieres en este mundo. Cuando sepas exactamente qué quieres, haz una representación tan real como sea posible de lo que tú verías, y de lo que tocarías, y de lo que harías si estuvieras físicamente presente y físicamente moviéndote en tal estado. Por ejemplo, supongamos que yo quisiera una casa, pero no tuviera dinero – pero aun así yo sé lo que quiero. Yo, sin tomar nada en consideración, haría una representación muy real de la casa que me gustaría, con todas las cosas que yo querría en ella. Y entonces, esta noche, cuando me fuera a la cama, en un estado somnoliento, adormecido, el estado que bordea el sueño, imaginaría que efectivamente estoy en tal casa; que si saliera de la cama pisaría el suelo de esa casa; si saliera de esta habitación, entraría en la habitación adyacente a mi habitación imaginada en esa casa. Y mientras estoy tocando el mobiliario y sintiendo que es sólidamente real, y mientras estoy pasando de una habitación a la otra en mi casa imaginaria, entraría en un profundo sueño en ese estado. Y yo sé que de un modo que conscientemente no podría concebir, manifestaría mi casa. Lo he visto funcionar una y otra vez.

Si yo quisiera una promoción en mi empresa me preguntaría a mí mismo: “¿Qué responsabilidades adicionales tendría si se me dieran esta gran promoción? ¿Qué haría? ¿Qué diría? ¿Qué vería? ¿Cómo actuaría? Y entonces, en mi imaginación comenzaría a ver y a tocar y a hacer y a actuar como yo exteriormente vería y tocaría y actuaría si yo estuviera en esa posición.

Si yo ahora deseara el compañero de mi vida, si yo estuviera en busca de alguna maravillosa chica o algún maravilloso hombre, ¿qué me encontraría realmente haciendo que implicara que he alcanzado mi estado? Por ejemplo, supongamos ahora que yo fuera una señora, una cosa que de seguro haría es llevar un anillo de boda. Tomaría mis manos imaginarias y sentiría el anillo que imaginaría que está ahí. Y seguiría sintiéndolo y sintiéndolo hasta que me pareciera que es sólidamente real. Le daría toda la vivacidad sensorial que soy capaz de dar a algo. Y mientras estoy sintiendo mi anillo imaginario – que implica que estoy casada – me dormiría.

Esta historia se nos cuenta en El Cantar de los Cantares o El Cantar de Salomón. Se dice: “De noche en mi cama le vi a quien mi alma amaba. Encontré a quien mi alma amaba, le tomé y le abracé con fuerza, y le llevé a casa de mi madre, a la habitación de la que me concibió.”

Si yo tomara este bello poema y lo pusiera en idioma moderno, en lenguaje práctico, sería esto: “Mientras estoy sentado en mi silla yo me sentiría justo en la situación de mi deseo cumplido, y habiéndome sentido en ese estado, no lo dejaría ir. Conservaría ese estado de ánimo vivo, y en ese estado de ánimo me dormiría.” Eso es llevarlo “justo a la habitación de mi madre, a la habitación de ella que me concibió.”

Como sabes, la gente está totalmente inconsciente de este fantástico poder de la imaginación, pero cuando el hombre comienza a descubrir este poder dentro de él, nunca desempeña el papel que anteriormente desempeñaba. No vuelve atrás y se convierte en un simple reflector de la vida; de ahí en adelante él es el afectador de la vida.

El secreto de ello es centrar tu imaginación en el sentimiento del deseo cumplido y permanecer ahí. Pues en nuestra capacidad de vivir en el sentimiento del deseo cumplido, reside nuestra capacidad para vivir la vida más abundante. La mayoría de nosotros tenemos miedo de imaginarnos a nosotros mismos como individuos importantes y nobles, seguros de nuestra contribución al mundo sólo porque en el preciso momento en que empezamos nuestra asunción, la razón y nuestros sentidos niegan la verdad de nuestra asunción. Parecemos estar en las garras de un impulso inconsciente que nos hace aferrarnos desesperadamente al mundo de las cosas familiares y resistir todas esas amenazas de desprendernos de nuestras amarras familiares y aparentemente seguras.

Bueno, yo te pido que lo intentes. Si lo intentas, descubrirás esta gran sabiduría de los antiguos. Pues ellos nos la contaron en su propia maravillosa y extraña forma simbólica. Pero desgraciadamente tú y yo malinterpretamos sus relatos y los tomamos por historia, cuando pretendían ser enseñanzas para simplemente conseguir cada objetivo nuestro. Como ves, la imaginación nos pone interiormente en contacto con el mundo de los estados. Estos estados existen, están presentes ahora, pero son simples posibilidades mientras pensemos en ellos. Pero se vuelven poderosamente reales cuando pensamos desde ellos y habitamos en ellos. 

Tú sabes, hay una amplia diferencia entre pensar en lo que quieres en este mundo y pensar desde lo que quieres. Déjame que te cuente la primera vez que oí hablar de este extraño y maravilloso poder de la imaginación. Fue en 1933 en Nueva York. Un viejo amigo mío me lo enseñó. Él tomó el decimocuarto capítulo de Juan y leyó esto: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones. Si no fuera así, te lo habría dicho. Voy a preparar un lugar para ti, y si voy y preparo un lugar para ti, yo vendré de nuevo y te recibiré en mí mismo, para que ahí donde yo estoy tú puedas estar también.”

Me explicó que este personaje central de los Evangelios era la imaginación humana; esa “mansión” no era un lugar en alguna casa celestial, sino simplemente mi deseo. Si yo hiciera una viva representación del estado deseado y luego entrara en ese estado y permaneciera en ese estado, lo manifestaría.

En ese momento yo quería hacer un viaje a la isla de Barbados, en las Indias Occidentales, pero no tenía dinero. Él me explicó que si yo esa noche, mientras dormía en Nueva York, asumía que estaba durmiendo en la casa de mi padre terrenal en Barbados y cayera en un profundo sueño en ese estado, yo realizaría mi viaje. Bueno, yo tomé su palabra y lo intenté. Durante un mes, noche tras noche mientras me quedaba dormido yo asumía que estaba durmiendo en casa de mi padre en Barbados. Al final del mes llegó una invitación de mi familia invitándome a pasar el invierno en Barbados. Yo zarpé para Barbados a principios de diciembre de ese año.

Desde entonces supe que había encontrado a este salvador en mí mismo. El viejo me dijo que nunca fallaría. Incluso después de que ocurrió, yo difícilmente podía creer que no habría ocurrido de todos modos. Así de extraño es todo esto. Reflexionándolo, sucede tan naturalmente que empiezas a sentir o a decirte a ti mismo: “Bueno, podría haber sucedido de todos modos”, y rápidamente te recuperas de esta maravillosa experiencia tuya.

Nunca me falló si yo le daba vivacidad sensorial al estado de ánimo, al estado de ánimo imaginado. Podría contarte innumerables historias de casos para mostrarte cómo funciona, pero en esencia es simple: Tú simplemente debes saber lo que quieres. Cuando sabes lo que quieres, estás pensando en ello. Eso no es suficiente. Debes ahora empezar a pensar desde ello. Bueno, ¿cómo puedo pensar desde ello? Yo estoy sentado aquí y deseo estar en otra parte. ¿Cómo puedo yo, mientras físicamente estoy sentado aquí, ponerme a mí mismo en la imaginación en un punto en el espacio apartado de esta habitación y hacer que eso sea real para mí?

Bastante fácil. Mi imaginación me pone en contacto interiormente con ese estado. Imagino que estoy efectivamente donde deseo estar. ¿Cómo puedo decir que estoy allí? Hay un modo de demostrar que estoy allí; pues lo que una persona ve cuando describe su mundo, como lo describe, es relativo a ella misma. Así, lo que el mundo parece, depende enteramente de dónde yo estoy cuando hago mi observación. Como yo describo mi mundo está relacionado con ese punto en el espacio que me imagino que estoy ocupando, entonces debo estar ahí. Yo no estoy allí físicamente, no, pero yo estoy allí en mi imaginación, y mi imaginación es mi yo real. Y donde yo voy en mi imaginación y lo hago real, allí iré también en la carne. Cuando caigo dormido en ese estado, está hecho. Nunca lo he visto fallar. De modo que esta es la sencilla técnica de cómo usar tu imaginación para realizar cada uno de tus objetivos.

He aquí un ejercicio muy sano y productivo para la imaginación, algo que deberías hacer diariamente: Revive diariamente el día como tú desearías haberlo vivido, revisando las escenas para hacerlas conformes a tus ideales. Por ejemplo, supongamos que el correo de hoy trajo noticias decepcionantes. Revisa la carta. Reescríbela mentalmente y hazla conforme a las noticias que tú desearías haber recibido. O, supongamos que no recibiste la carta que deseabas recibir. Escribe la carta tú mismo e imagina que recibiste tal carta.

Déjame contarte una historia que tuvo lugar en Nueva York no hace mucho tiempo. Sentada en mi audiencia estaba esta señora que me había oído numerosas veces, y yo estaba contando la historia de la revisión – que las personas, no conociendo el poder de la imaginación, se van a dormir al final de su día cansados y agotados, aceptando como definitivos todos los acontecimientos del día. Y yo estaba intentando mostrar que las personas deberían, en ese momento antes de dormirse, reescribir el día entero y hacerlo conforme al día que deseaban haber experimentado.

He aquí el modo en que esta dama utilizó sabiamente esta ley de la revisión: Al parecer hacía dos años que la habían echado de casa de su nuera. Durante dos años no hubo correspondencia. Había enviado a su nieto al menos dos docenas de regalos en ese intervalo, pero ninguno fue nunca reconocido. Habiendo oído la historia de la revisión, esto fue lo que hizo: Cuando se retiró por la noche, mentalmente construyó dos cartas, una imaginó que venía de su nieto y la otra de su nuera. En esas cartas ellos expresaban un profundo afecto por ella y preguntaban por qué ella no había llamado para verlos.

Hizo esto durante siete noches consecutivas, sosteniendo en su mano imaginaria la carta que ella imaginaba que había recibido y leyendo esas cartas una y otra vez hasta que dentro de ella despertaba la satisfacción de haberlo oído. Entonces se dormía. Al octavo día recibió un sobre de su nuera. Dentro había dos cartas, una de su nieto y otra de la nuera. Prácticamente reproducían las cartas imaginarias que esta abuela se había escrito a si misma ocho días antes.

Esta arte de la revisión puede ser utilizada en cualquier área de tu vida. Toma el tema de la salud. Supongamos que estás enfermo. Trae ante tu ojo mental la imagen de un amigo. Pon en esa cara una expresión que implique que él o ella ve en ti lo que tú quieres que todo el mundo vea. Simplemente imagina que él te está diciendo que nunca te ha visto con mejor aspecto, y tú respondes: “Nunca me he sentido mejor.”

Supongamos que te heriste el pie. Entonces haz esto: Construye mentalmente un drama que implique que estás caminando – que estás haciendo todo lo que harías si el pie estuviera normal, y hazlo una y otra y otra vez hasta que tome los matices de la realidad. Siempre que hagas en tu imaginación lo que te gustaría hacer en el mundo externo, eso harás en el mundo externo.

El único requisito es despertar tu atención de un modo y con tal intensidad que te vuelvas completamente absorto en la acción revisada. Experimentarás una expansión y refinamiento de los sentidos con este ejercicio imaginativo y, finalmente, lograrás la visión en el mundo interior.

La vida abundante que se nos prometió es nuestra para disfrutarla ahora, pero hasta que tengamos el sentido del creador como nuestra imaginación no podemos experimentarla. La imaginación persistente, centrada en el sentimiento del deseo cumplido, es el secreto de todas las operaciones exitosas. Sólo este es el medio de cumplir la intención.

Cada etapa del progreso del hombre está hecha por el ejercicio voluntario consciente de la imaginación. Entonces comprenderás por qué todos los poetas han resaltado la importancia de la imaginación vívida controlada.

Escucha esto del gran William Blake:

“En tu propio pecho llevas tu cielo y tierra,

Y todo lo que contemplas, aunque parece fuera,

Está dentro, en tu imaginación,

De la cual este mundo de mortalidad no es sino una sombra”.

Inténtalo y tú también comprobarás que tu imaginación es el creador.



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